Itaú: “La desinflación en Colombia no surtió efecto”; indicador cerraría el año en el mismo nivel de 2024

Para el cierre de 2025, Itaú espera que la inflación finalice en 5,2 %. Este nivel es prácticamente el mismo visto en diciembre de 2024.

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La senda de desinflación en Colombia enfrenta obstáculos significativos que impedirán que el país regrese pronto al rango meta del Banco de la República (BanRep), de acuerdo con las proyecciones de Carolina Monzón, gerente de Investigaciones Económicas del Banco Itaú.

Aunque la expectativa de inflación mensual de la entidad financiera para octubre es baja, situándose en 0,09 % (inferior al consenso del mercado que está más cerca del 0,13 % o 0,14 %), la variación anual experimentará una aceleración, pasando del 5,2 % al 5,4 %, de acuerdo con la vocera.

Entre los ítems que jalonarán la inflación en octubre se encuentran vivienda y servicios públicos (particularmente arriendos), restaurantes y hoteles, vestuario, bebidas y tabaco, según la presentación del Outlook Media de Banco Itaú.

Esta presión alcista se compensaría parcialmente con la caída de los alimentos, que podrían restar 5 puntos básicos según los datos del Sistema de Información de Precios y Abastecimiento del Sector Agropecuario del DANE y por la contención en los precios de la electricidad.

Proyecciones de 2025 estancadas y un 2026 fuera de la meta

Monzón resaltó que, a pesar del dato bajo de inflación mensual para octubre, el dato anual subirá, lo que implica que el Banco de la República seguirá «muy apretado» y con poco espacio de maniobra.

Para el cierre de 2025, Itaú espera que la inflación finalice en 5,2 %. Este nivel es prácticamente el mismo visto en diciembre de 2024, señalando que «el proceso de desinflación no surtió efecto» a lo largo del año.

La preocupación principal se centra en el arranque de 2026, donde se perciben riesgos al alza.

Por su parte, las expectativas de Itaú para 2026 sitúan la inflación total en 4,2 %.

Detallando el pronóstico para ese año, la inflación de alimentos seguiría en la parte alta, alcanzando 4,6 %, mientras que la inflación sin alimentos estaría más cercana al 4,1 %. La gerente enfatizó que, con este panorama, «no alcanzamos a bajar del 4 %, que es el límite máximo del Banco de la República», lo que representaría un nuevo año de incumplimiento en la meta inflacionaria.

Dos factores clave explican esta persistencia. En primer lugar, los precios de los arriendos se mantienen «muy dinámicos» y han subido de forma significativa en 2025. Se proyecta que no habrá espacio de mejora, ya que, si la inflación finaliza el año en 5,2 %, el incremento de los contratos de arrendamiento en 2026 se ajustará a ese nivel, manteniendo este riesgo de altos costos.

En segundo lugar, existen riesgos alcistas «muy expectantes» para 2026 relacionados con el aumento del salario mínimo. El pronóstico de Itaú incorpora un incremento del 10 %, aunque defiende que técnicamente debería oscilar entre 7 % y 8 % (5 % de inflación más los puntos en productividad).

Monzón advirtió que un ajuste de la remuneración básica superior al 10 % para el próximo año obligaría a hacer revisiones al alza en las proyecciones de inflación por su repercusión en servicios, educación y arriendos. Este aumento también tendría implicaciones directas en los costos de copropiedades y restaurantes, y podría impactar los gastos de del gobierno en funcionamiento y seguridad social (pensión y salud).

A esto se suma que la baja cotización del dólar no está ayudando a reducir los precios, ya que la demanda interna sigue creciendo, de acuerdo con la vocera.

Implicaciones para la política monetaria

El panorama de inflación persistente ha forzado a los analistas a corregir al alza las expectativas tanto para 2024 (cercanas al 5,2 %) como para 2026 (hacia el 4,2 %). Este comportamiento no es un buen mensaje para el Banco de la República, de acuerdo con la gerente de Investigaciones Económicas del Banco Itaú.

De cara a la decisión de política monetaria de mañana 31 de octubre, y la reunión de diciembre, Itaú mantiene en la expectativa de que la tasa de interés permanecerá estable en 9,25 %. El mercado también descuenta que será muy difícil que el BanRep inicie una bajada de tasas.

La entidad financiera espera un escenario similar al de septiembre, con una votación dividida, aunque se anticipan mensajes más contundentes del Emisor sobre el monitoreo de la inflación, el salario mínimo y la necesidad de consolidación fiscal.

A pesar de los riesgos, Itaú no está contemplando la posibilidad de una subida de tasas de interés, según Monzón. Se espera que la inflación comience un proceso de desaceleración hacia el segundo trimestre del próximo año, llegando a 4,8 % o 4,6 %, lo que podría dar espacio al BanRep para continuar la senda de ajuste.

La entidad financiera proyecta que el ciclo de política monetaria solo podrá retornar en el segundo semestre de 2025, esperando estabilidad durante la primera mitad del año. La expectativa para finales de 2025 es 8,25 %, aunque existe un sesgo alcista debido al escenario inflacionario.

Monzón también hizo referencia a los mensajes de los directivos del BanRep (Leonardo Villar, Olga Lucía Acosta y Mauricio Villamizar) en la reunión anual del Fondo Monetario Internacional (FMI) en Washington, quienes dijeron estar preocupados por la inflación y el frente fiscal, pero evitaron ser «tácitos» sobre subir tasas, manteniendo todas las opciones sobre la mesa y reconociendo que la convergencia se demorará.

El llamado a la moderación

Finalmente, Monzón insistió en la necesidad de que la economía regrese a niveles inflacionarios mucho más bajos, ya que los niveles actuales cercanos al 5% son muy costosos, especialmente para los hogares de menores ingresos.

Se requiere una moderación en el gasto fiscal, que actualmente mantiene el mismo volumen (como porcentaje del PIB) que durante la pandemia.

La economista de Itaú concluyó que «no deberíamos conformarnos con estos niveles de inflación al 5 %» y desestimó la idea de cambiar la meta de , señalando que no es un buen momento para esa discusión. El objetivo de la política monetaria debe ser ratificar el rango meta de 2 % a 4 % en noviembre y buscar ese proceso de ajuste.