En las afueras de Pereira, el Bioparque Ukumarí se ha convertido en un referente nacional de conservación animal. Lo que comenzó en 2015 como la evolución del antiguo Zoológico Matecaña hoy alberga más de 500 individuos de especies colombianas y exóticas, muchos rescatados del tráfico de fauna o la explotación.
En conversación con Valora Analitik, Raúl Murillo, gerente del bioparque, explicó cómo este proyecto ha trascendido el concepto de ‘zoológico’ para convertirse en un centro de educación, investigación y protección de la biodiversidad.
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La historia detrás
El Bioparque Ukumari nació de un esfuerzo conjunto entre gobiernos locales y nacionales para reemplazar el tradicional Zoológico Matecaña. Con una inversión a largo plazo, el parque se diseñó bajo un plan maestro de cinco biorregiones temáticas, de las cuales ya están construidas dos: la Andina (con fauna colombiana) y la Sabana Africana (con megavertebrados como elefantes, rinocerontes e hipopótamos).
“Muchos de estos animales tienen historias dolorosas: los elefantes vienen de la Hacienda Nápoles de Pablo Escobar, y las elefantas hembras fueron rescatadas de circos”, relató Murillo.
Además, indicó que el 90 % de los ejemplares llegaron al parque por rescates de autoridades ambientales, tras ser víctimas de tráfico o maltrato.
Ukumarí no solo ofrece refugio, sino que ha sido acreditado como centro de investigación por el Ministerio de Ciencia, Tecnología e Innovación. Entre sus logros destacan:
Restauración ecológica: 20,3 de sus 44,7 hectáreas son área protegida donde han reaparecido nutrias, armadillos, zorros y más de 70 especies de aves.
Programas educativos: visitas guiadas, talleres y el recorrido ‘Detrás del Bio’, donde los visitantes conocen la clínica veterinaria y la preparación de alimentos.
Foco en fauna local: aunque inicialmente se planearon biorregiones con animales asiáticos, hoy priorizan especies colombianas. “La próxima será la biorregión Amazónica, para albergar animales decomisados”, adelantó Murillo.
Las experiencias que ofrecen
El bioparque recibe anualmente a turistas, colegios, científicos y comunidades vulnerables. Entre sus atractivos están: historias de resiliencia como la del oso de anteojos rescatado en Boyacá, que llegó con 3 meses y hoy pesa 22 kg.
También se llevan a cabo eventos culturales como shows afros, indígenas y trovadores los fines de semana.
No obstante, el gerente del parque fue enfático en que “no tienen animales para mostrar, sino historias que contar”. Ukumarí este 2025 celebra una década de trabajo y su meta es concientizar sobre el tráfico de fauna y demostrar que la conservación es posible.
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“Aquí los animales no son atracciones, son embajadores de su especie”, concluyó Murillo, y reveló que próximamente llegarán dos leonas, las cuales están en proceso de traslado desde otro zoológico colombiano.
Los precios de los pasaportes para el ingreso a Ukumarí son: niños 2-12 años, $36.000; adultos 13 – 59 años, $49.000 y adultos mayores +60 años, $36.000.
Los horarios son: desde las 9 a. m. hasta las 3 p. m. para el ingreso y hasta las 5 p. m. para estar en las instalaciones.