Codirectora Moisá revela su visión de política monetaria y del Gobierno Petro

En la primera entrevista concedida a un medio de comunicación, Moisá se refirió a la importancia de la banca pública y el acceso al crédito.

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La codirectora del Banco de la República, Laura Moisá, se define a sí misma como una economista heterodoxa del lado de la redistribución del capital. En entrevista con Valora Analitik habló de su posición frente el comunismo, el progresismo y el manejo de la política monetaria.

Primera parte de la entrevista: Exclusivo | Codirectora Moisá habla de tasas, riesgo fiscal y meta de inflación en Colombia

En la primera entrevista concedida a un medio de comunicación desde que fue nombrada en su cargo, Moisá se refirió a la importancia de la banca pública y el acceso al crédito, así como a la deuda del Estado con la sociedad colombiana.

¿Ve viable una emisión extraordinaria de billetes? El presidente Petro ha insistido en esa idea varias veces

El banco no puede. No es tanto que emita o no, sino que emita para; por ejemplo, para financiar el Gobierno. Para el banco, la forma de controlar la cantidad de dinero es con la tasa de interés; realmente nosotros hacemos una emisión por medio del sistema financiero que funciona.

Es muy simpático los miedos que hay de que “vienen a emitir”; además que hay una institucionalidad que no le permite a alguien hacerlo. Y no sé si emitir es la solución.

Aquí el problema son los créditos, es decir, a dónde van. El Pacto por el crédito está dando resultados interesantes porque mucho de la economía es pequeña, con propiedades que no sirven para un crédito, con dificultades de pago… Tiene que existir un sistema que trate de que el sector financiero llegue a quien lo necesita con otras condiciones porque tampoco va a ser fácil que los bancos generen créditos así como así.

¿Entonces cómo?

El dinero público, que es el que nosotros generamos, tiene que ir para la gente que necesita producir. Esa ha sido una de las brechas grandes que hemos tenido. La pequeña economía, tanto campesina como urbana, está muy vinculada a los cuentagotas que son peligrosos y tienen unas tasas de usura enorme. El sistema financiero podría ser un colchón importante y es clave hacerlo porque eso va muy acompañado de la economía criminal, la violencia y el conflicto.

Yo creo que hay que reactivar una banca pública que permita tener un diálogo más cercano con quien necesita el dinero y hacerle un seguimiento, como cuando la Caja Agraria acompañaba el préstamo con asistencia técnica. Tiene que haber un apoyo en las cadenas de valor, por eso tiene que ser una política pública, el sector privado no lo va a hacer. No hay ningún país que haya generado una estructura productiva nacional sin apoyo del Estado.

¿Colombia está preparada para enfrentar este momento de volatilidad global?

Hay unas teorías económicas que podríamos ir analizando que nos dicen que en momentos de crisis mundial hay que fortalecer el mercado interno y la estructura económica interna para sobrevivir a los vaivenes. En Colombia nos dimos cuenta de que tenemos una estructura interna muy débil, muy vinculada al comercio internacional y a Estados Unidos, que es un país que toma sus decisiones de forma soberana, como está haciendo ahora. El problema es que esas decisiones nos están afectando muy fuertemente.

¿Qué se puede hacer en esas circunstancias?

Creo que podríamos pensar en hacer una política en donde logremos darle cierta estabilidad al fortalecimiento del mercado interno sin presionar la inflación. Aunque no es función del banco, creo que podríamos lanzar señales hacer estudios con otros sectores de la economía.

Es clave y es un momento importante para que Colombia cambie su matriz productiva. Ese es el debate que yo estoy haciendo internamente en el banco. Eso no pasa por la política monetaria solamente, pero sí es parte de acompañar este proceso por medio de esa institucionalidad tan fuerte que tiene el banco.

Codirectora Moisá

Moisá responde a quienes cuestionaron su nombramiento:

Cuando el presidente Petro anuncia su nombre como codirectora, muchos economistas se oponen a su llegada por falta de experiencia en política monetaria, mercado de capitales y hasta la señalaron de comunista…

Yo no tenía experiencia en política económica, no tenía experiencia en hacer política pública y nunca estuve en un cargo público de decisión de porque nunca habíamos estado en un gobierno que enlistara nombres como el mío, es la primera vez; cosa que agradezco porque es muy difícil. Yo no conocía al presidente, mi nombre surgió porque con un grupo de economistas empezamos a escribir cartas, artículos, a estar en el debate.

Yo sí me reunía con gente de la juventud comunista porque yo era parte del movimiento estudiantil, eso está en mi hoja de vida, fui representante del Consejo Superior de la Universidad Nacional en 2003 con una firme oposición a la política del Gobierno contra la educación pública, pero yo no fui de la juventud comunista.

¿Cree que eso la descartaba para ocupar el cargo?

Eso efectivamente no significa que invalide el hecho de tener un pensamiento progresista o de izquierda. Yo soy una defensora de que la economía de los países es para la gente; el capital funciona, es importante, pero tu no puedes tener un país en el siglo XXI con niños muriéndose hambre, con regiones donde no hay médicos, con viejitos trabajando hasta los 80 años sin derecho a una pensión, con amas de casa que no tienen reconocimiento por labores de cuidado…

Eso para mí es inconcebible, yo siento que con eso fracasamos como sociedad. Creo en la democracia como ejercicio importante y en general los partidos no son democráticos, pero sí me parece clave que haya una democracia en la oposición y en este país se destruyó la oposición físicamente.

¿Qué opina de este Gobierno?

Me parece importantísimo para un país que haya habido un Gobierno como el de Petro, sin decir que soy petrista. Es un gobierno que puso unas realidades que no se estaban publicando. Era clave exponer estos debates tan profundos y eso para mí es una ganancia enorme porque veníamos de una situación muy compleja.

Sobre su línea de pensamiento:

¿Usted se definiría a sí misma como economista progresista? ¿Qué piensa de esa expresión que usa el presidente Petro?

Técnicamente nosotros somos de una línea que viene de los mismos clásicos que se llama la economía heterodoxa. Entre ellos había economistas que hablaban un poco más de esta macro más pensada ampliamente, un poco esa línea postkeynesiana. No sé si eso es progresista o no. Ser heterodoxo hoy en día se vuelve subjetivo porque cuando los gobiernos son progresistas, los heterodoxos se vuelven la oposición.

Heterodoxo significa la posibilidad de tener una caja de herramientas amplia. Hay dos hipótesis con las que nosotros trabajamos epistemológicamente: que siempre vamos a estar en incertidumbre -no trabajamos con equilibrio sino en desequilibrio- y que la economía capitalista en general trabaja bajo monopolios.

¿Y cuáles son sus diferencias con quienes están en la otra orilla?

Los modelos ortodoxos no trabajan bajo esas prerrogativas, uno puede generar proyecciones de lo que podría pasar, pero no significa que toca manejar todas las variables para que pase. No es que estemos contra los modelos ortodoxos, pero son uno y hay que aplicar más, pensar otras cosas.

Lo que decimos es que no están leyendo una realidad ni la lógica del empresariado. Keynes decía que la economía capitalista es una economía monetaria, la gente no invierte para generar empleo ni producción, invierte para ganar plata, lucro. Lo puede hacer por tasa de interés, que genera dinero, o por producción, que genera valor.

Si eso es así, pues obviamente hay unas necesidades de tratar de que la mayoría del dinero se vaya a lo productivo y a la creación de empleo y no a lo financiero.

¿Usted cree en la Teoría Monetaria Moderna o TMM?

Creo que no tiene que estar abierto todas las herramientas. La teoría monetaria tiene una cuestión interesante, también exige un pacto social en donde la inflación no puede ser el problema grave y habla de la función que puede tener el dinero en la producción. Pero es una caja de herramientas muy difícil de entender para América latina y para países donde somos tan dependientes de las monedas internacionales.

Yo soy de la escuela de Campinas, donde se trabaja más la jerarquía de monedas, que implica que tenemos que trabajar bajo la realidad de la dependencia que tenemos de otras monedas. Nosotros tenemos una moneda débil que es un activo no líquido —nadie invierte en pesos si no es nacional y no podemos llevarla a otras partes— que nos genera unos problemas y unos costos muy grandes que nos significan conseguir dólares. Bajo esas realidades uno tiene que actuar en la política monetaria.

¿Cuál es entonces la opción para países como el nuestro?

Negociar en bloque. No sé si son los BRICS (Brasil, Rusia, India, China y Sudáfrica) porque se volvieron un problema, pero Mercosur es un bloque interesante, incluso siendo hecho bajo el criterio de integración de los 90. De ellos ningún país tenía un TLC con Estados Unidos y negocia en bloque, lo cual es muy diferente. Nosotros tuvimos la oportunidad de entrar y no quisimos o no pudimos.