Al cierre de 2025, el sector constructor vive un panorama retador. Sin embargo, para Prodesa, los desafíos vienen acompañados de nuevas oportunidades: sostenibilidad, diversidad de productos y una apuesta por proyectos urbanos con enfoque social.
En el marco del Master Summit de Camacol Bogotá – Cundinamarca, donde Valora Analitik es aliado, Gabriel Samper, director general de Planeación de Prodesa, habló con Valora Analitik sobre los planes de la compañía y la visión a 2026.
¿Cómo describe el cierre de año para el sector y para Prodesa?
El cierre de 2025 no deja de ser retador en varios frentes. Uno de los principales desafíos es mantener el ritmo de ventas que traemos, y para eso el foco está en entender muy bien al cliente para lanzar productos que realmente funcionen en el mercado.
Otro reto clave es cumplir los tiempos de entrega, especialmente porque hacia fin de año confluyen varios procesos de cierre y entrega de proyectos. La productividad y la planeación son fundamentales para que el cliente reciba su vivienda en las condiciones y plazos prometidos.
¿Qué está buscando hoy el comprador colombiano?
Hemos visto un cambio importante: la sostenibilidad se ha convertido en una prioridad. Los clientes valoran que incorporemos técnicas de construcción sostenible y sistemas que optimicen el consumo energético.
También hay una mayor exigencia de diversidad en la oferta. Procuramos que cada proyecto tenga dos o tres productos distintos, pensados para diferentes perfiles.
Por ejemplo, los jóvenes que compran su primera vivienda y buscan espacios más pequeños con servicios comunales.
Por otro lado, las familias en crecimiento que requieren áreas intermedias y las familias consolidadas que valoran cocinas amplias, zonas de ropas cómodas y más habitaciones.
En general, entre más área útil podamos ofrecer, mejor acogida tiene el proyecto.
¿En qué nuevos proyectos está trabajando Prodesa?
En Bogotá tenemos un proyecto bandera de renovación urbana: Avenida Colón, en la calle 13 con carrera 38. Ya iniciamos la construcción de la primera etapa y se vienen las futuras, hasta ahora, cuatro proyectadas. Es un desarrollo mixto que combina vivienda de interés social y no VIS, con un fuerte componente de renovación.
También estamos apostándole a Soacha, con varios lanzamientos ambiciosos en zonas como El Altico y El Vínculo. Aproximadamente con 8.000 viviendas. Además, estamos explorando esquemas multifamily, que combinan renta y vivienda, como parte de una estrategia de diversificación.
En Bogotá, el acceso a suelo sigue siendo un desafío. ¿Cómo lo están enfrentando?
Efectivamente, la gestión del suelo es uno de los grandes retos. Hoy estamos más enfocados en proyectos en la Sabana de Bogotá, al norte y en municipios aledaños, precisamente porque encontrar lotes disponibles dentro de la ciudad es cada vez más complejo.
Por eso, los esfuerzos del Distrito a través de la empresa de renovación urbana (Renobo) y las estrategias de gestión del suelo son fundamentales para seguir construyendo ciudad al interior de Bogotá.
¿Cree que una mayor flexibilidad normativa ayudaría a destrabar proyectos?
Sí, sin duda. Cuando la norma es demasiado restrictiva, se vuelve difícil estructurar proyectos exitosos. Terminas sacrificando áreas comunes o incluso reduciendo el tamaño de las viviendas para poder cumplir con las exigencias.
Una norma más flexible y dialogada permitiría proyectos más equilibrados, con mejores espacios y más opciones para los usuarios.
¿Qué papel juegan los programas de subsidio en este momento del mercado?
Son absolutamente claves. Finalmente, nos debemos a los compradores, y sin su capacidad de cierre financiero no hay proyectos posibles.
Programas como “Reactiva tu compra” han sido muy exitosos. Tenemos dos proyectos de vivienda de interés social en Bogotá acogidos a este programa, y nos ha ido muy bien. La tarea está en escalar estas ayudas para que también lleguen a otras regiones del país.