La Federación Turca de Fútbol (TFF) reveló que 371 de los 571 árbitros activos en las ligas profesionales del país tenían cuentas de apuestas, y que 152 de ellos estaban apostando activamente mientras ejercían su labor en los campos de juego.
La investigación, que duró cinco años con apoyo del gobierno turco, incluyó siete árbitros de primera división, 15 asistentes de primera y segunda división, 36 árbitros de categorías inferiores y 94 asistentes de divisiones menores.
Entre los hallazgos figura que 42 árbitros realizaron apuestas en más de mil partidos cada uno, y un caso extremo reportó 18.227 apuestas realizadas por un solo árbitro durante ese periodo.
De acuerdo con el artículo 57 del reglamento disciplinario de la TFF, los árbitros que apuesten en partidos pueden enfrentar sanciones desde tres meses hasta un año de suspensión, e incluso la pérdida permanente de su licencia.
¿Qué impacto económico y reputacional genera esto en el fútbol turco?
Este escándalo implica tres efectos económicos concretos para la liga turca: se empaña su valor de marca, hay un debilitamiento de los patrocinios y una posible disminución en el precio de los derechos de transmisión.
La pérdida de credibilidad puede hacer que patrocinadores reconsideren sus contratos y que las plataformas de televisión estadounidenses y europeas exijan rebajas en los montos acordados por derechos televisivos.
Por ejemplo, si un club mediano pierde patrocinio por una caída del 15 % al 20 % en sus ingresos, o si la cadena televisiva exige una rebaja del 10 % en derechos, la pérdida podría superar decenas de millones de euros en conjunto. La implicación de más del 65 % de los árbitros activos destaca el nivel de riesgo que enfrenta el sistema de futbol profesional turco.
¿Existe una red global de apuestas en el fútbol?: Latinoamérica bajo la lupa
Aunque en Latinoamérica no se ha detectado una magnitud similar, existen precedentes. En Brasil, el jugador Bruno Henrique fue sancionado con 12 partidos de suspensión tras manipular tarjetas amarillas con fines de apuestas. Los analistas regionales señalan que el patrocinio de clubes se ha visto afectado por investigaciones de amaños y apuestas deportivas en países de la región.
La diferencia radica en la escala: el caso turco involucra más del 60 % de los árbitros activos en los torneos profesionales, mientras que en Latinoamérica los casos publicitados han sido menores y puntuales. Sin embargo, el patrón es el mismo: falta de controles, riesgo de manipulación y una amenaza clara al negocio del deporte.
Para las federaciones y clubes en Colombia y en América Latina, este escándalo sirve como advertencia: la confianza del público, los patrocinadores y los medios es la base del negocio del fútbol.
Si no se implementan auditorías serias, controles de apuestas y transparencia, la industria puede enfrentarse a recortes de patrocinio, disminución de valor de derechos y pérdida de credibilidad.
Es decir, lo que sucede en Turquía no es sólo un problema disciplinario, es un golpe al modelo de negocio del fútbol profesional. La escala del caso turco pone en evidencia que, cuando se compromete la integridad, se comprometen también los ingresos, la atención del público y la viabilidad comercial de toda una liga.
Lo más llamativo y preocupante de este caso es una de las cifras: que un solo árbitro acumule 18.227 apuestas en cinco años, lo que equivale a casi 10 apuestas por día durante todo ese periodo.
İbrahim Ethem Hacıosmanoğlu, presidente de la Federación Turca de Fútbol, declaró que esta investigación es esencial para el fútbol turco: «De lo contrario, realizaremos nuestro trabajo con distinguidas instituciones estatales. Lo compartiremos con el público y compartí este estudio con la FIFA y la UEFA. También tienen instrucciones claras. Hay algo que lamentamos y nos entristece que los árbitros, a pesar de las instrucciones claras, abrieran cuentas e hicieran apuestas en su propio nombre», manifestó.
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Además, otros 42 árbitros participaban en apuestas en más de mil partidos cada uno. Estos números reflejan una penetración tan profunda de la actividad de apuestas que comprometen la integridad del sistema del fútbol mundial y prende las alarmas con miras al Mundial 2026, que será el foco de apuestas deportivas más grande en la historia.
