Una de las apuestas del Gobierno de Colombia es la transición energética y, para avanzar en ella, el Departamento Nacional de Planeación (DNP) indicó que el Plan Nacional de Desarrollo incluye varios artículos que le permitirán masificarla.
De acuerdo con la entidad, lo anterior sería a través de la incorporación de Fuentes de Energías Renovables No Convencionales (FNCER), la eficiencia energética y la actualización la política minera, buscando así disminuir la dependencia de los combustibles fósiles.
Según el DNP, uno de los objetivos del articulado es impulsar la penetración de energías renovables en la matriz de generación, así como la respectiva disposición de infraestructura y tecnología avanzada en el sistema energético.
Esto con el fin de atender la demanda en todos los sectores, a la vez que se cumplen los compromisos sociales, ambientales y se garantiza la seguridad, confiabilidad, asequibilidad y eficiencia del servicio de energía.
Comunidades energéticas, uno de los caminos en Colombia que busca alcanzar la transición energética
En particular, en el artículo 235 del Plan de se definieron las comunidades energéticas, con el propósito de que los ciudadanos participen en la prestación del servicio de energía en diferentes regiones del país.
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Todo a través de la autogeneración, recursos energéticos distribuidos y participación de la demanda.
Para lograrlo, se habilitó la financiación a través de los fondos con los que cuenta actualmente el sector (programa de normalización de redes y fondo de energía social), para el desarrollo de soluciones energéticas que usen fuentes no convencionales de energía renovable.
Esto contribuirá a la meta de incorporar 2.000 megavatios (MW) de capacidad en operación comercial de generación eléctrica a partir de fuentes no convencionales de energía renovable, como quedó establecido en las bases del Plan de Desarrollo.
Otro de los propósitos del plan es avanzar en la sustitución de leña para el cierre de brechas energéticas, por lo que el artículo 232 amplía el programa en este sentido, integrando otros insumos de transición, como el gas natural.
Esto último permitiría mejorar las condiciones de las familias que aún cocinan con leña, carbón y residuos.
“La diversificación energética a partir de la promoción del hidrógeno, aprovechamiento energético de la biomasa, geotermia, energía mareomotriz, eólica y solar, permitirá la transición gradual a una matriz energética con mayor participación de fuentes renovables no convencionales”, dijo Nicolás Rincón, director de infraestructura y energía sostenible de Planeación.
Y agregó que “como factor de desarrollo económico, se encuentran las apuestas asociadas a aumentar la eficiencia energética, promoviendo la implementación de sistemas de gestión eficiente de la energía”.
¿El palo en la rueda para la transición energética?
El Gobierno Nacional ha hablado ampliamente de sus intenciones de acelerar la transición energética hacia una matriz descarbonizada por medio de proyectos energéticos que generen cero o muy bajas emisiones.
Sin embargo, el Plan Nacional de Desarrollo le puso algunos obstáculos a la generación de energía renovable en Colombia. El artículo 188 se refiere a las transferencias eléctricas para fuentes no convencionales de mayor generación, lo que se vio como un desincentivo para invertir en este rubro: pues llegaron nuevos impuestos para estos proyectos.
Es decir, en el Plan Nacional de Desarrollo se aprobó el aumento de 1 % a 6 % las transferencias eléctricas que deben pagar las empresas que construyan proyectos de energías renovables no convencionales, como la eólica y solar.
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Al respecto, la presidente de la Asociación Colombiana de Generadores de Energía Eléctrica (Acolgen), Natalia Gutiérrez, aseguró en el Congreso del gremio haberle dicho al presidente Gustavo Petro que estas son señales contradictorias.
“Mientras que otros países del mundo están incentivando y armando todo un esquema fiscal más beneficioso para la inversión en estas tecnologías, aquí con la reforma tributaria nos quitaron casi el 75 % de los beneficios para todas estas nuevas energías”, recordó Gutiérrez.
Agregó que con el Plan Nacional de Desarrollo, «se incluyó un aumento en las transferencias para los proyectos de energías renovables no convencionales, particularmente, a los que están al norte del país, porque están, además, delimitados por un tema de radiación y de nivel de vientos -incluye Cesar y La Guajira, principalmente-”.
Frente a las preocupaciones del sector, el Departamento Nacional de Planeación indicó “es importante destacar que el PND no reduce los incentivos al desarrollo de proyectos de energía renovable”.
En su lugar, agregó, «se mantienen vigentes los beneficios establecidos en las leyes 1715 de 2014 y 2099 de 2021 y los extiende a otro tipo de tecnologías como es el caso de la producción de hidrógeno blanco”.
Cabe recordar que, a mediados de mayo, el ministro de Hacienda, Ricardo Bonilla, frente a la polémica y nerviosismo que ha despertado el nuevo impuesto a las energías renovables con el PND, aseguró que es algo que se debe revisar.
“Es un debate que se abre con respecto a algunos artículos que quedaron aprobados en el Plan de Desarrollo. Lo tenemos que evaluar y mirar qué pasó, porque el mensaje del gobierno es que queremos promover las energías renovables y ampliar la oferta energética colombiana”, explicó el funcionario.
Pero, hasta el momento, no ha habido pronunciamiento oficial sobre los avances que permitirían retirar la nueva carga tributaria del sector de energías renovables.
Actualización de la política minera
Otro de los objetivos enmarcados en el Plan Desarrollo es promover la actualización de la política minera con énfasis en el uso y gestión de mecanismos para el ordenamiento minero ambiental.
Así como también la creación de mecanismos de articulación para la aprobación de instrumentos técnicos; y el reconocimiento de derechos mineros ancestrales, artesanales y de pequeña escala, a partir de análisis diferenciados de problemáticas socioambientales.
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De igual manera, se hace énfasis en el uso de tecnologías en la promoción y priorización de la exploración, extracción y comercialización formal de minerales estratégicos, como oro, materiales de construcción, cobre, níquel, cobalto, litio, tierras raras, entre otros.
Según Rincón, esto se plantea «como una apuesta de transición energética, la promoción en la exploración y explotación de minerales estratégicos para la transición energética que permitan diversificar la matriz exportadora y promover la reindustrialización del país en minerales como el cobre, siendo clave para la electrificación de la economía”.
También es importante resaltar la aprobación del artículo 229: que establece que la autoridad minera otorgará áreas estratégicas con potencial geológico a figuras asociativas de mineros, a partir de la delimitación de zonas en el marco del Plan de conocimiento Geo científico.
Mientras que el 231 habla de los distritos mineros especiales para la diversificación productiva, que considera la delimitación de las regiones con vocación extractiva, generando herramientas de ordenamiento territorial, resolución de conflictos y reindustrialización del sector minero.