En su segundo día, el Congreso Fiap de Asofondos trató cuáles fueron las consecuencias en los cambios de prioridades de los fondos inversionistas luego del impacto de la pandemia.
Una de las transformaciones más importantes tuvo que ver con el hecho de que fue cada vez más evidente la necesidad de que se contaran con inversiones socialmente responsables.
Una iniciativa que ya era parte de los fondos privados, pero que tomó protagonismo por la idea de entregar liquidez a las iniciativas que ayudaron a mitigar parte de los impactos del Covid-19.
“Tener inversiones responsables es entender que hay cambios en las motivaciones e intereses de los inversionistas”, dijo al respecto Chris Fowle, director para las Américas en Principles for Responsible Investment.
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El experto agregó que la crisis ha demostrado que se puede hacer más para mitigar el riesgo de las inversiones. “Los impactos del Covid-19 han dejado una lección muy valiosa en ese sentido”, complementó Fowle.
Al respecto, Cristina Alcaide, directora gerente de Inversiones en PineBridge, aseguró que escoger las compañías o proyectos para hacer entregar los recursos es vital por esa necesidad de conocer “el cuerpo y alma” al que se van a destinar los dineros.
“De ahí que es importante contar con comités de responsabilidad empresarial que dejen ver las perspectivas en términos, por ejemplo, del cuidado del medioambiente”, explicó Alcaide.
Para los analistas es importante trabajar siempre bajo dos preguntas sustanciales: ¿cuáles son los sectores con oportunidades de crear valor? ¿Cuáles segmentos permiten que se piense en hacer una inversión de largo plazo?
Las inversiones responsables, agregaron los panelistas, deben entenderse como esos recursos de los cuales se van a tener retornos luego de un trabajo de largo aliento.
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“En ese sentido, el relacionamiento continuo con los clientes ayuda a hacer un seguimiento juicioso a las inversiones”, dijo Alcaide.
Mona Naqvi, directora de estrategia de productos en S&P, seguró que son cada vez más los fondos que se centran en tener estrategias de inversión social mucho más fuertes y, con esto, se ha creado una suerte de red inversionista.
“Ya hay más información y herramientas que permiten a los inversionistas entender cuáles son los impactos sociales de los recursos que se entregan”, explicó Naqvi.
En definitiva, se siguen demandando más políticas públicas para motivar a que los inversionistas decidan apoyar un proyecto productivo que ayude a mitigar, por ejemplo, las emisiones de carbono.
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