La salida de Alfredo Saade de la jefatura de gabinete de la Presidencia de Colombia se concretó en medio de un clima de tensiones jurídicas y políticas.
El polémico funcionario, que en solo dos meses se convirtió en una de las figuras más influyentes del círculo cercano al presidente Gustavo Petro, fue apartado del cargo luego de que la Procuraduría anunciara su suspensión por presuntas irregularidades en el manejo de la licitación de pasaportes, según información del diario El Tiempo.
Aunque la medida disciplinaria lo obligaba a dejar su oficina en Palacio, el jefe de Estado optó por mantenerlo en el Gobierno al trasladarlo a un nuevo frente: la embajada de Colombia en Brasil, vacante desde la renuncia de Guillermo Rivera.
Su hoja de vida fue publicada el viernes en la tarde, apenas horas después de que se conociera el fallo provisional del órgano de control.
El ascenso breve y controvertido de Alfredo Saade
La llegada de Saade a la Casa de Nariño, recordada por el protagonismo que asumió en la campaña presidencial de 2022 y por sus declaraciones controversiales, desató resistencias dentro y fuera del Gobierno Petro.
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En poco tiempo pasó de ser un aliado político a convertirse en una especie de “puerta de entrada” al despacho presidencial. Esa influencia despertó recelos entre antiguos colaboradores de Petro y miembros de su gabinete.
De acuerdo con El Tiempo, la Procuraduría, en un documento fechado el 15 de agosto y firmado por el delegado Esiquio Sánchez, determinó suspenderlo durante tres meses, argumentando que de permanecer en el cargo podría intervenir en la implementación del nuevo modelo de expedición de pasaportes.
La investigación disciplinaria apunta a tres faltas graves: extralimitación de funciones, irrespeto a la función pública e imposición de tareas indebidas a otros funcionarios.
El detonante de la medida fue su papel en la polémica licitación de pasaportes, un proceso que terminó con la salida de Laura Sarabia de la Cancillería.
Según el expediente citado por El Tiempo, Saade dio órdenes a funcionarios sin tener competencia legal para hacerlo, entre ellas la instrucción de racionalizar la asignación de citas para asegurar la disponibilidad de libretas y acelerar un contrato con Portugal para que la Imprenta Nacional asumiera la producción.
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Testimonios recogidos por la Procuraduría, incluido el del viceministro de Relaciones Exteriores Mauricio Jaramillo, advierten que Saade exigió decisiones inmediatas, pese a que la transición técnica requería entre seis y nueve meses.
El expediente sostiene que esas actuaciones no fueron producto de desconocimiento, sino de una decisión consciente de ejercer atribuciones que no le correspondían.
El nuevo rumbo diplomático de Alfredo Saade
La designación de Saade en Brasil no lo blinda del proceso disciplinario. Si es hallado responsable, podría ser destituido e inhabilitado, lo que implicaría su salida definitiva de la administración pública.
Aun así, Petro decidió mantenerlo en el servicio exterior, replicando la estrategia usada meses atrás con Sarabia, quien fue enviada a Londres tras la controversia por escuchas ilegales.
En sus últimas palabras como jefe de gabinete, Saade mantuvo el tono desafiante que lo caracteriza: “Fue un placer estar estos dos meses a su lado cumpliendo las tareas asignadas, las cuales realicé con éxito rotundo”, escribió en su cuenta de X al dirigirse al presidente.
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Con su traslado a Brasil, el pastor más cercano a Petro deja atrás una corta pero intensa etapa en la Casa de Nariño, marcada por la polémica, la concentración de poder y las investigaciones que aún podrían definir su futuro político.