La Procuraduría General de la Nación envió al Ministerio de Comercio, Industria y Turismo de Colombia sus observaciones al proyecto de decreto que modificaría el Decreto 1047 de 2024, por el cual se establece una prohibición a las exportaciones de carbón a Israel; advirtiendo que la iniciativa vulnera normas constitucionales, legales y principios fundamentales.
El ente de control señaló que el plazo de cinco días hábiles para la consulta pública fue insuficiente, incumpliendo el mínimo legal de 15 días calendario, afectando el derecho a la participación y advirtió que la propuesta desconoce situaciones jurídicas consolidadas al pretender suspender permisos y actos administrativos previamente otorgados, vulnerando principios como la buena fe, la proporcionalidad y la razonabilidad.
Asimismo, refirió que el contenido del proyecto excede las competencias del Ejecutivo, al entrar en materias reservadas al Congreso, como la intervención económica y los límites a la libertad de empresa; sin aportar argumentos jurídicos que justifiquen esta asunción de competencias por parte del Gobierno Nacional.
Finalmente, el documento enviado por la delegada para Asuntos Ambientales, Minero Energéticos y Agrarios señala que el proyecto normativo sometido a consulta pública desconoce el marco constitucional y legal vigente, por lo que recomienda no expedir el decreto en los términos planteados.
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Andeg reiteró la importancia del carbón para Colombia
Desde la Asociación Nacional de Empresas Generadoras (Andeg) se reiteró importancia de la actividad minera formal -en todas sus escalas- como motor para la seguridad energética de Colombia, la generación de empleo y la dinamización de las economías regionales.
En ese contexto, destacó el rol estratégico del carbón: según las cifras del gremio, este recurso representa el 82 % de las regalías del sector minero y cerca del 80 % de la participación del eslabón minero en el PIB nacional.
El carbón térmico colombiano es, además, el principal producto mineral de exportación hacia regiones como Asia-Pacífico (Corea del Sur, China, Taiwán), Europa (Polonia, Alemania, Países Bajos, España), y también tiene una participación significativa en los mercados de América, el norte de África y Oriente Medio.
En el ámbito nacional, la pequeña y mediana minería de carbón, una industria altamente encadenada productivamente, contribuye en departamentos como Boyacá, Cundinamarca, Santander y Norte de Santander con más de 35.000 empleos directos formales y más de 120.000 puestos de trabajo indirectos.
Como parte de ese encadenamiento, Colombia cuenta con una capacidad neta instalada de generación de energía a carbón de 1.654 MW, lo que equivale al 9 % de la capacidad total del país.
Esta participación aporta complementariedad tecnológica al Sistema Interconectado Nacional (SIN), brindando firmeza y confiabilidad.
Durante episodios de hidrología crítica, como el fenómeno de El Niño 2023-2024, las plantas térmicas a carbón lograron atender hasta el 16 % de la demanda eléctrica nacional.
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En años de alta hidrología, el consumo de carbón alcanza aproximadamente 1,8 millones de toneladas anuales, mientras que en periodos de baja hidrología puede estar cerca de los 4,6 millones de toneladas.
Mirando hacia el futuro, se prevé que el carbón térmico continúe siendo parte de la matriz energética mundial hasta 2050, y dado que Colombia cuenta con reservas abundantes y de alta calidad, existen oportunidades para potenciar ingresos fiscales mediante tecnologías limpias, así como para diversificar la canasta exportadora en un marco de complementariedad productiva.
Ahora bien, en términos ambientales, es relevante considerar que Colombia aporta solo cerca del 0,6 % de las emisiones globales de CO₂. Dentro del país, las emisiones asociadas a toda la cadena del carbón representan entre el 10 % y el 15 % de los gases de efecto invernadero, y apenas el 3,2 % proviene de la generación térmica con carbón.
En el mediano y largo plazo, las tecnologías de alta eficiencia y bajas emisiones, la captura y almacenamiento de carbono (CCUS), el blending con biomasa o residuos y los modelos de economía circular, representan opciones reales para optimizar el uso de este recurso de manera responsable y sostenible.
“Consideramos necesario que el país logre consensos sobre esta industria, con una hoja de ruta de transición ordenada, donde no se ‘apaguen’ sectores, sino que se definan soluciones que permitan un equilibrio para alcanzar las metas climáticas al tiempo que se promueve el crecimiento productivo de manera responsable y sostenible. Asimismo, es importante avanzar en procesos de dignificación minera”, afirmó Alejandro Castañeda, presidente ejecutivo del gremio.
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La Asociación insistió en que fortalecer los encadenamientos productivos y aprovechar el desarrollo tecnológico son claves para asegurar una minería cada vez más sostenible.
“Solo así Colombia podrá seguir beneficiándose, de manera responsable, de un recurso que ha sido el corazón de las economías regionales y la base para garantizar la soberanía y seguridad energética del país”, concluyó el gremio.