Entretanto, el dimitido ex presidente boliviano, Evo Morales, hizo un llamado a respetar el resultado de los comicios.
Los bolivianos votaron este domingo en un escenario de profundo antagonismo entre la izquierda y la derecha, que se disputan el gobierno de un país agobiado por la pobreza y los temores de convulsión social.
De acuerdo con un informe de Reuters, el izquierdista Luis Arce, aliado del líder indigenista Evo Morales, llega con una estrecha ventaja en los sondeos sobre Carlos Mesa, un expresidente vinculado a la derecha boliviana que en los últimos años se inclinó hacia el centro político para ganar más respaldo.
Los analistas pronostican una “gobernabilidad frágil” en los siguientes cinco años, ya que ni el Movimiento al Socialismo (MAS) ni la centrista Comunidad Ciudadana (CC) lograrían una mayoría absoluta, por lo que el futuro presidente gobernaría sin controlar el Parlamento.
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“Las elecciones del 18 de octubre serían los comicios más importantes desde el retorno a la democracia (1982), porque o sigue el partido del expresidente Morales o comienza un proceso de desmantelamiento del poder masista”, señaló el analista Carlos Valverde.
La votación de este domingo es una repetición de las elecciones de octubre de 2019, anuladas por un supuesto fraude atribuido al expresidente Evo Morales, quien entonces buscaba extender su mandato hasta 2025.
Ese hecho detonó violentas protestas que terminaron con la renuncia del líder de izquierda, asilado hoy en Argentina. La discordia latente y la fragmentación social de Bolivia se ha reflejado en las encuestas, que vaticinan una segunda vuelta electoral.
(Con información de Reuters)