Trump busca un acuerdo comercial con Xi Jinping durante su gira por Asia

Se espera que Trump asista a la cumbre de la Asociación de Naciones del Sudeste Asiático, que comienza el domingo en Kuala Lumpur, Malasia.

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En medio de una nueva etapa de tensiones económicas y diplomáticas, el presidente de Estados Unidos, Donald Trump, emprendió esta semana una gira por Asia con el objetivo de reunirse con su homólogo chino, Xi Jinping, para intentar sellar un acuerdo comercial que reduzca la creciente fricción entre las dos mayores economías del planeta.

La visita, que incluye paradas en Malasia, Japón y Corea del Sur, marca el regreso de Washington a la diplomacia económica multilateral tras varios meses de tensiones comerciales y sanciones cruzadas.

Se espera que Trump asista a la cumbre de la Asociación de Naciones del Sudeste Asiático, que comienza el domingo en Kuala Lumpur, Malasia.

Allí, podría supervisar la firma de un acuerdo de alto el fuego entre Tailandia y Camboya. El acuerdo formalizaría el acuerdo que puso fin a los peores enfrentamientos en años entre ambos países en julio, aunque no llega a ser un acuerdo de paz integral. Durante su segundo mandato, Trump se ha presentado como un pacificador global.

El último destino de Trump es Corea del Sur, donde se celebrará la cumbre de la Cooperación Económica Asia-Pacífico (APEC) en la ciudad de Gyeongju. Ahí se espera una reunión bilateral con Xi Jinping programada para el 30 de octubre, según confirmó la Casa Blanca y medios como Reuters.

China confirma detalles del acuerdo comercial con EE. UU. para exportación de tierras raras
Trump busca un acuerdo comercial con Xi Jinping durante su gira por Asia. Foto: archivo Valora Analitik

La apuesta de Trump: un nuevo acuerdo comercial

El mandatario estadounidense busca aprovechar esta cita para negociar un nuevo marco comercial con Pekín, que permita aliviar las tensiones acumuladas desde su retorno a la Casa Blanca. Según Reuters, Washington pretende lograr compromisos concretos de China en materia de reducción de aranceles, apertura de mercados agrícolas y control de exportaciones tecnológicas sensibles.

Trump ha reiterado que su meta es “proteger los empleos y la competitividad de los trabajadores estadounidenses”, y ha advertido que, si no se logra un acuerdo, impondrá un arancel del 100 % a todas las importaciones chinas.

La amenaza busca presionar a Pekín para que acepte un pacto más equilibrado que el firmado en 2020 durante su primera administración, conocido como la “Fase 1”, que nunca llegó a cumplirse plenamente debido a la pandemia y al cambio de gobierno en Washington.

En declaraciones recogidas por asesores de la Casa Blanca señalaron que el nuevo tratado comercial podría incluir también compromisos en materia de propiedad intelectual, subsidios industriales y uso de tierras raras, minerales esenciales para la producción tecnológica global y sobre los cuales China mantiene una posición dominante.

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Los obstáculos en la mesa de negociación

Sin embargo, el camino hacia un acuerdo no es sencillo. China ha endurecido su postura en los últimos meses, impulsando una política de autosuficiencia tecnológica y restringiendo la exportación de materiales estratégicos hacia Occidente.

El gobierno de Xi Jinping considera que Washington está utilizando el comercio como instrumento de presión geopolítica, especialmente a través de las sanciones contra compañías chinas vinculadas a inteligencia artificial y energía verde.

Además, el contexto regional complica el panorama. Japón teme que un pacto bilateral entre Estados Unidos y China afecte su seguridad en el Indo-Pacífico, mientras que Corea del Sur busca equilibrar su relación con ambas potencias sin quedar atrapada en su rivalidad. En Pekín, medios estatales como Global Times señalaron que China “no se someterá a presiones unilaterales” y que el diálogo debe basarse en “respeto mutuo y beneficios compartidos”.

Un eventual acuerdo podría significar una desescalada en la guerra comercial que ha afectado a los mercados globales desde 2018, estabilizando los precios de las materias primas y aliviando la incertidumbre sobre las cadenas de suministro tecnológicas. Por el contrario, un fracaso en las conversaciones podría desatar una nueva ronda de represalias arancelarias, con consecuencias para los sectores automotor, agrícola y electrónico en ambos países. La reunión también tiene implicaciones geopolíticas. Para Trump, alcanzar un pacto con Xi sería una victoria clave antes de la cumbre del G7 y enviaría un mensaje de liderazgo en política exterior. Para China, el desafío es proyectar una imagen de fortaleza sin ceder en temas sensibles como la soberanía sobre Taiwán o el control de su industria tecnológica.