El volumen de la deuda corporativa alcanzó un máximo histórico en términos reales de US$ 13,5 billones a finales de 2019, impulsado por el retorno de políticas monetarias más expansivas, reveló un nuevo informe de la Organización para la Cooperación y el Desarrollo Económicos (OCDE).
Las tendencias del mercado de bonos corporativos, los riesgos emergentes y la política monetaria dicen que las compañías no financieras tomaron prestados US$ 2,1 billones en forma de bonos en 2019.
Sin embargo, los datos muestran que, en comparación con ciclos de crédito anteriores, el stock actual de bonos corporativos en circulación tiene menor calidad general de crédito, mayores requisitos de recuperación de la inversión, vencimientos más largos y protección inferior del inversor. Esto puede amplificar los efectos negativos que una recesión económica tendría sobre el sector corporativo no financiero y la economía en general.
“Las reformas estructurales y la política monetaria han promovido el uso de los mercados de bonos corporativos como una fuente viable de financiamiento a largo plazo para las empresas no financieras desde la crisis financiera global”, dijo el secretario General de la OCDE, Angel Gurría.
Agregó que “los altos niveles de apalancamiento en el sector corporativo ahora hacen que sea esencial implementar reformas que hagan que todas las partes de los mercados de capital sean aptas para su propósito. Esto debe incluir pasos para mejorar la capacidad de los mercados de acciones para fortalecer los balances corporativos y apoyar las inversiones a largo plazo “.
Poco más de la mitad (51%) de todos los nuevos bonos con grado de inversión en 2019 recibieron una calificación BBB, la calificación más baja apta para ello. Durante el período 2000-2007, solo el 39% de las emisiones con grado de inversión recibieron una calificación BBB.
El creciente stock en circulación de bonos corporativos está asociado con un aumento en las obligaciones de pago tanto en términos absolutos como relativos.
A finales de 2019, las compañías no financieras de todo el mundo tuvieron que pagar o refinanciar una deuda de bonos corporativos por valor de US$ 4,4 billones, sin precedentes en tres años. Esto representa un récord del 32,4% del monto total pendiente de bonos corporativos, en comparación con el 25% de hace diez años, concluyó la OCDE.
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