Así afecta el bolsillo de los colombianos la suspensión de la Regla Fiscal

Así afecta el bolsillo de los colombianos la suspensión de la Regla Fiscal

Cuando el Gobierno gasta más sin tener un respaldo claro, en algún momento alguien tiene que pagar esa cuenta, según Russell Bedford Colombia.

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El Gobierno colombiano activó esta semana una cláusula especial y suspendió por un plazo de tres años la Regla Fiscal. Más allá del efecto de la decisión en las cuentas públicas, la economía, los hogares y las empresas

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Aunque este anuncio pueda parecer algo lejano o técnico para muchos colombianos, tendría efectos directos e indirectos en la economía, según Olga Viviana Tapias, socia de Impuestos de la firma Russell Bedford Colombia.

La experta detalló que dado que la Regla Fiscal le pone un límite de gasto y deuda al Gobierno, similar a cuando una familia se impone un tope para no gastar más de lo que gana para evitar el endeudamiento, suspenderla le permite al Estado mantener la flexibilidad en financiar su funcionamiento, mantener la inversión en obras públicas e impulsar programas sociales.

Dado que en adelante el Gobierno podrá gastar más dinero sin tener que recortar programas o proyectos, esto significa que aumentará el déficit fiscal (la diferencia entre lo que gasta y lo que recauda) y, posiblemente, la deuda pública, según la vocera. Además, si la deuda pública crece demasiado, en el futuro podría ser necesario que el Gobierno recorte gastos o aumente los impuestos para solucionar ese desequilibrio.

“La gente debe entender que cuando el Gobierno gasta más sin tener un respaldo claro, en algún momento alguien tendrá que pagar esa cuenta. Eso podría ser a través de impuestos más altos, de precios más caros por la inflación, o de recortes en programas sociales”, señaló la analista.

También advirtió que la decisión envía un mensaje doble a los mercados financieros. «Por un lado, muestra que el Gobierno quiere seguir apoyando el gasto social, pero por otro, genera preocupaciones sobre si el país podrá mantener sus finanzas saludables a largo plazo”.

Algunos de los efectos vistos

Esta semana, tras conocerse la decisión del Gobierno, el precio del dólar se disparó el miércoles 12 de junio, superando los $4.189, un incremento de casi $100 frente al promedio de la semana pasada. Un día más tarde, tuvo una leve caída y cerró en $4.157,91. Los analistas aseguraron que la devaluación del peso ha motivado una salida de capitales y un aumento en la demanda de dólares como refugio frente al riesgo fiscal.

Así mismo, el precio del barril de petróleo Brent, referencia clave para Colombia, cayó hasta los US$68,7. Los expertos advirtieron que esto agrava el panorama, pues el país depende en buena parte de estos ingresos para equilibrar sus cuentas externas.

El impacto también podría profundizarse poco a poco en las decisiones de consumo, inversión y ahorro de los colombianos. «A esto se suma el riesgo de que haya más inflación, es decir, que los precios de los productos y servicios suban, especialmente si el gasto adicional del Estado impulsa la demanda en un momento de poco crecimiento económico», subrayó la experta.

De acuerdo con Tapias, esta preocupación en los mercados puede generar un efecto dominó, pues si Colombia es vista como un país que tiene menos control sobre sus gastos, los intereses de los préstamos que pide el Gobierno podrían subir. «Y si a los bancos les cuesta más conseguir dinero, las tasas de los créditos que los ciudadanos de a pie solicitan para su casa, para consumir o para un negocio también podrían incrementarse”, dijo.

Para las compañías, esta medida también tiene efectos mixtos, según el análisis. A corto plazo, una mayor inversión pública puede activar sectores como la construcción, el transporte y los servicios. No obstante, a mediano y largo plazo, si la confianza en el país se deteriora, el acceso a créditos para las empresas podría volverse más difícil y las condiciones para invertir podrían empeorar.

De igual forma, hay implicaciones para la inversión de empresas extranjeras, pues Colombia ha construido su buena reputación a nivel internacional, en parte, a punta de disciplina fiscal. Romper con esa tradición, según la experta, aunque sea temporalmente, puede generar cautela entre los inversionistas de otros países.

«Y en un entorno donde hay menos inversión, la creación de nuevos empleos podría estancarse, lo que finalmente afectaría el ingreso de los hogares y el consumo de los ciudadanos de a pie”, concluyó.