El Mundial 2026 no será solo el torneo de fútbol más grande de la historia en términos de equipos y partidos, con 48 selecciones y 104 encuentros. Será, sobre todo, una de las mayores máquinas de generar dinero y un campo de pruebas para la fusión del deporte y la tecnología a una escala sin precedentes.
Con sedes en Estados Unidos, México y Canadá, la FIFA proyecta una inversión económica que romperá todos los récords, impulsada por un presupuesto de organización de cerca de US$3.700 millones y una expectativa de ingresos de US$8.000 millones.
Y es que la inversión en infraestructura va mucho más allá de las canchas. El MetLife Stadium de Nueva Jersey, sede de la final, ha tenido que eliminar cerca de 1.740 asientos para ensanchar su campo y cumplir con las regulaciones de la FIFA, un ajuste que demuestra el compromiso financiero de las ciudades anfitrionas.
Mientras tanto, en las sedes mexicanas de Ciudad de México, Guadalajara y Monterrey, los precios de las entradas con hospitalidad han desatado un debate, con entradas que alcanzan hasta los US$ 6.900, evidenciando una estrategia de mercado que capitaliza la alta demanda por experiencias exclusivas.
Estas cifras iniciales son solo la punta del iceberg de lo que se espera sea un festín económico para todos los involucrados, desde la FIFA y los patrocinadores hasta las economías locales.
La tecnología como motor de la inversión mundialista
El Mundial 2026 está apostando por la tecnología, no solo para mejorar el espectáculo, sino también para maximizar el retorno de inversión. Las innovaciones mencionadas, como los sistemas de alerta de calor y el monitoreo médico en tiempo real, representan un gasto significativo en equipamiento y desarrollo de software que, a su vez, atrae a patrocinadores interesados en la innovación y la seguridad.
El presupuesto de la FIFA para el ciclo 2023-2026, que incluye la Copa del Mundo, destina una parte considerable a la gobernanza del fútbol, los servicios de desarrollo digital y la informática, con US$106 millones proyectados solo para la división de tecnología de la información.
Algunas de las sedes en Estados Unidos, como el AT&T Stadium en Dallas, el Mercedes-Benz Stadium en Atlanta y el NRG Stadium en Houston, ya cuentan con sistemas de refrigeración de alta tecnología y techos retráctiles. La FIFA podría dar prioridad a estos estadios para partidos diurnos, o incluso exigir la climatización de más recintos para la final y los partidos clave.
Por otra parte, se espera que la tecnología avanzada permita a los equipos médicos de la FIFA monitorear el estado de salud de los jugadores en tiempo real. Esto podría incluir el uso de sensores o la recolección de datos biométricos para detectar signos de fatiga o deshidratación antes de que se conviertan en un problema grave.
Conectividad y realidad aumentada en los estadios del Mundial 2026
Pero además de los beneficios directos para los jugadores, la tecnología se convierte en un activo para el aficionado. La conectividad de alta velocidad y las aplicaciones con realidad aumentada, que según la Host City Officer de Guadalajara, Montserrat Hidalgo Gallardo, traerán consigo «traducción en tiempo real para visitantes internacionales», son elementos que justifican el alto costo de las boletas.
La inversión en conectividad de última generación, como las redes 5G, y en plataformas de realidad aumentada no solo busca mejorar la experiencia en el estadio, sino también crear nuevas fuentes de ingreso. Por ejemplo, en eventos deportivos recientes, se ha visto cómo las aplicaciones móviles dedicadas, que ofrecen desde estadísticas en tiempo real hasta contenido exclusivo detrás de cámaras, generan una considerable interacción y, a menudo, monetización a través de compras dentro de la aplicación.
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En total, la venta de entradas y los servicios preferenciales proyectan ingresos de más de US$3.000 millones, superando incluso los derechos de marketing, estimados en casi US$ 2.700 millones.