Si bien la actividad económica en Colombia mostraría una recuperación moderada el próximo año, el principal desafío que enfrenta el país es de naturaleza fiscal, de acuerdo con El Libro 2026 de Davivienda titulado “La economía que elegimos”.
Recomendado: Así le habría ido a la inflación en Colombia durante septiembre
Este lunes, durante la presentación del documento, los autores aseguraron que el destino de la economía colombiana para 2026 y los años siguientes está condicionado por el resultado de las elecciones presidenciales que tendrán lugar en 2026 y el compromiso de los nuevos gobernantes con la sostenibilidad de las finanzas públicas.
El libro describe la situación fiscal del país como compleja, producto de un déficit fiscal que se ubicaría por encima del 7 % del Producto Interno Bruto (PIB) tanto en 2025 como en 2026, una cifra que no solo es históricamente alta en el país, sino que supera la de otros países de América Latina. A esto se suma un nivel de deuda pública que llegaría al 63,3 % del PIB para 2025, según las proyecciones de la entidad financiera, el segundo nivel más alto en la historia reciente.
De acuerdo con Andrés Langebaek, director ejecutivo de Estudios Económicos en Grupo Bolívar, este entorno hace imprescindible un plan de consolidación fiscal creíble, el cual debería ser implementado por el gobierno entrante en el segundo semestre de 2026.
“Si el próximo gobierno no toma conciencia del problema fiscal, o si no se toman medidas, el déficit podría alcanzar el 7,8 %. De hecho, la valorización de las inversiones en el mercado local estará condicionada al resultado de las elecciones presidenciales”, señaló.
Proyecciones de los principales indicadores macro
En cuanto al crecimiento, la recuperación de la actividad económica observada en 2025 se extendería de forma moderada en 2026. Davivienda proyecta que el PIB colombiano crecería 2,8 % el próximo año.
Este impulso provendrá de factores como la solidez del gasto de los hogares (favorecido por la reducción de la inflación y las tasas de interés, la fortaleza laboral y las altas remesas), junto con el mayor dinamismo de sectores como el financiero y de seguros, la administración pública, y las actividades artísticas y de entretenimiento.
Sin embargo, la alta deuda neutraliza el efecto estimulante del gasto público (que contribuiría 0,6 puntos porcentuales al crecimiento del PIB en 2026) mediante un efecto de desplazamiento (crowding out) que afecta la inversión privada, especialmente en sectores como la construcción, el cual se pronostica negativo para 2026.
Respecto a la inflación, las proyecciones de Davivienda apuntan a que la variación sería del 5,2 % en 2025 y del 4,2 % en 2026. Esto significaría que el banco central no lograría cumplir su meta por sexto año consecutivo, marcando un récord mundial, producto de riesgo como un gasto público desbordado, choques en la tasa de cambio y un eventual aumento del salario mínimo muy superior al costo de vida.
El ejercicio de Davivienda advierte que por cada punto que se incremente el salario mínimo por encima de la inflación esperada para este año (5,2 %), se sumaría un 0,28 % al Índice de Precios al Consumidor (IPC) del siguiente año.
Así, si se decreta o negocia un aumento de la remuneración mínima legal del 10 %, la inflación para 2026 podría ser del 4,71 % y si el primero creciera un 7,8 %, el IPC se ubicaría en el 4,22 %.
En consecuencia, las presiones fiscales y económicas globales y locales mantendrían cautela en la fase de reducción de tasas por parte del BanRep. La expectativa de Davivienda es que las tasas de interés de referencia se ubiquen en 8,5 % en 2026.
Finalmente, la tasa de cambio se ubicaría alrededor de los $3.950, aunque en el corto plazo su volatilidad estaría altamente influenciada por la prima de riesgo, que, a su vez, depende del factor fiscal.
La decisión final, como lo sugiere el título del libro, está en manos de los colombianos, quienes determinarán la ruta económica en 2026. Las proyecciones de Davivienda advierten que un cambio político que promueva la consolidación fiscal y apoye al sector privado contribuiría a mitigar las presiones inflacionarias y a aumentar la inversión de capitales en el país.
—