El director de Crédito Público del Ministerio de Hacienda, Javier Cuéllar, le presentó el jueves pasado a los analistas económicos los cálculos y proyecciones que llevan al Gobierno a apostarle a una meta de déficit fiscal del 7,1 % del PIB en 2025, en medio de advertencias del mercado de que el desbalance podría ubicarse alrededor del 8 %.
El funcionario explicó que la operación de manejo de deuda que ha llevado a cabo en los últimos meses ha permitido un ahorro en intereses de tal magnitud que en las próximas semanas ya sería visible en el balance fiscal que publica cada mes el MinHacienda.
De hecho, su meta es que la carga de intereses sobre PIB baje del 4,7 % actual a un rango entre el 3,2 y el 3,8 % este año. Así, incluso con un déficit primario del 2,4 % del PIB con corte a agosto (desbalance calculado solo con gastos e inversión, sin intereses) que probablemente ronde el 3 % en diciembre, la diferencia entre ingresos y gastos no superaría el 7,1 % del PIB este año gracias al ahorro en el primer rubro.
Los analistas económicos han insistido a lo largo del año en que la falta de compromiso del Gobierno con la urgencia de hacer un recorte de gasto y su marcado interés por instaurar programas sociales con cargo a la Nación no son una señal de responsabilidad fiscal, por lo que insistieron en que los cálculos de Cuéllar podrían ser optimistas.
En respuesta, el director de Crédito Público fue enfático en dos cosas: El Gobierno ha anunciado acuerdos para que el gasto en funcionamiento o inversión no se desborde y para llegar a un déficit fiscal del 8 % del PIB tras el ahorro en deuda, el déficit primario debería duplicarse hasta el 4,5 % de del PIB en cuatro meses (va en 2,4 % a agosto).
Sin embargo, de acuerdo con la presidente del Comité Autónomo de la Regla Fiscal (CARF), Astrid Martínez, cumplir la meta de gasto primario exigiría una ejecución de inversión «excepcionalmente baja», alcanzando solo el 14 %, frente al promedio histórico del 63,4 %. De lo contrario, el Gobierno podría trasladar más de $50 billones en reservas presupuestales hacia 2026.
Y es que el pago en intereses de deuda tiene la capacidad de inclinar la balanza porque pesa cada vez más en las cuentas públicas. Según cálculos del comité, $1 de cada $3 recaudados con impuestos se destina al pago de intereses. De hecho, proyectan que el gasto en intereses aumente del 3,3 % del PIB en 2025 al 3,7 % en 2026.
Hoy por hoy, el consenso de analistas y expertos es que el déficit fiscal, que ya se ubica en un nivel crítico del -5,1 % del PIB a agosto, seguirá escalando significativamente los meses siguientes y se acercará a niveles históricos, por lo que no esperan que cumpla la meta del 7,1 % del Marco Fiscal de Mediano Plazo (MFMP).
El indicador se ha ubicado este año cada mes en niveles incluso superiores a los vistos en la pandemia. Así, la diferencia entre ingresos y gastos en el acumulado de enero a agosto de 2025 supera los $93 billones, 35 % más que en el mismo periodo de 2024.
Desde esta perspectiva, mientras se mantengan las condiciones actuales tal como están, la posibilidad de llegar a un déficit del 8 % del PIB es real. Para que se materialice esta previsión, el desbalance entre septiembre y diciembre debería situarse alrededor del 0,7 % del PIB cada mes, solo 10 puntos básicos por encima del promedio visto este año hasta agosto (0,6 %).
A esto se suma el hecho de que históricamente, el déficit acumulado en el último cuatrimestre ha sido significativo, alcanzando el 3,8 % en 2021 y el 3 % en 2023, por lo que no luce tan lejano que en 2025 sea del 2,9 %.
El consenso se aleja de la meta del gobierno
El director de Fedesarrollo, Luis Fernando Mejía, ha sido enfático al señalar la gravedad histórica del problema. El centro de pensamiento proyecta que el déficit fiscal será del 7,5 % del PIB en 2025, el segundo más alto de la historia, solamente superado por la pandemia, que fue de 7,8 %.
Además, recientemente, el economista advirtió que para 2026 el desbalance entre ingresos y gastos públicos alcanzaría un récord del 8,1 % del PIB, el nivel más alto en 125 años de historia.
“Esto muestra que realmente estamos enfrentando una situación crítica en el frente fiscal porque el gasto público ha aumentado mucho más rápido que el esfuerzo tributario de las últimas dos reformas por mejorar los ingresos, en 2021 y 2022”, dijo.
Por su parte, la presidente del CARF advirtió recientemente que si el Gobierno no realiza un ajuste de $8,3 billones este año, el desbalance será del 7,6 % del PIB. En esa línea se ubica el Banco Itaú, que anticipa un déficit nominal del 7,5 % en 2025 y del 6,8 % en 2026, ambas cifras con «riesgos al alza».
Solo Fitch Ratings proyecta que el déficit del Gobierno Central alcanzará su meta del 7,1 % del PIB en 2025, un aumento respecto al 6,7 % del PIB de 2024. A pesar de ello, la calificadora ha señalado este deterioro como un factor clave que mantiene la calificación del soberano en BB+ con perspectiva negativa.
El Banco de Bogotá, que había apostado por un indicador entre 7,8 % y 8 % del PIB este año, recalculó que el desbalance podría ubicarse entre 6,5 % y 7,1 % solo si expectativa de reducción de pago de intereses se materializa (3,2 % a 3,8 % del PIB) y el balance primario sigue su patrón histórico (cercano al 3,3 % del PIB).
Los analistas coinciden en que para que el desbalance en cuentas públicas se mantenga cerca de la meta oficial, se requiere un esfuerzo fiscal considerable, concentrado especialmente en el recorte de gastos. El ajuste requerido para cumplir las metas fiscales hasta 2027 según el mismo Gobierno, es de 4,1 pp del PIB.
El panorama actual sugiere que el «ruido fiscal sigue siendo elevado,» aumentando el riesgo de nuevas rebajas en la calificación crediticia de Colombia.
Mejía insistió en que la consecuencia inmediata de esta crisis fiscal es que el próximo gobierno, si bien llegará con una gran cantidad de ideas o promesas durante su campaña electoral, tendrá que abordar el ajuste fiscal en primer lugar. “Lo estimamos en cerca de tres puntos del PIB, estamos hablando de $54 billones para poder estabilizar otra vez las finanzas públicas y reducir la deuda, que también llegará a máximos históricos el próximo año», concluyó.




