Los equipos Inter y Milán ejecutaron hoy la compra definitiva del estadio San Siro y los terrenos aledaños por 197 millones de euros, tras años de negociaciones con el Ayuntamiento de la ciudad.
Con este acuerdo se activa un plan de inversión estimado en 1.200 millones de euros para demoler gran parte del histórico recinto y construir un nuevo estadio de última generación.
La firma se concretó cinco días antes del 10 de noviembre, fecha en la que el segundo anillo del estadio cumpliría 70 años y pasaría a estar protegido como patrimonio histórico, lo que habría impedido su demolición. La adquisición fue aprobada por el consejo municipal con 24 votos a favor y 20 en contra tras una sesión de casi 12 horas.
La operación cuenta con respaldo financiero internacional de Oaktree Capital y RedBird Capital, así como la participación de bancos como Goldman Sachs, J.P. Morgan, Banco BPM y BPER Banca. La primera cuota ya abonada asciende a 91,9 millones de euros.

El nuevo recinto se ubicará junto al estadio actual y tendrá capacidad para 71.500 espectadores, con dos graderías principales y diseño a cargo de los estudios Foster + Partners y Manica. El proyecto incluye sistemas de energía geotérmica, paneles solares, recolección de agua y uso de materiales sostenibles.
La demolición abarcará el 91 % del actual San Siro entre 2031 y 2032, aunque estructuras icónicas serán preservadas y convertidas en parque público conmemorativo.
El fin de una era para el San Siro y para el fútbol italiano
Además del estadio, el plan contempla transformar el área en un polo de entretenimiento y servicios con museo, comercio, hotel, oficinas, campos deportivos y más de 140.000 m² de zonas verdes, casi el triple de las actuales.
Durante la fase de construcción entre 2026 y 2035, se estima que la inversión generará 4.600 millones de euros y creará más de 18.000 empleos. Una vez operativo, el complejo proyecta ingresos anuales por 3.100 millones de euros, 11 millones de visitantes por año y más de 16.000 empleos directos.

El San Siro, inaugurado en 1926 y compartido por Inter y Milán desde 1947, ha sido escenario de momentos clave del fútbol europeo y mundial. Por su cancha pasaron figuras como Paolo Maldini, Javier Zanetti, Ronaldo Nazário, Franco Baresi, Kaká o Zlatan Ibrahimović.
A pesar de la decisión, sectores patrimonialistas y aficionados han manifestado oposición, pero los clubes reiteraron que se conservarán elementos históricos como homenaje a su legado. El alcalde de Milán, Giuseppe Sala, confirmó que la obra debe estar lista para 2031, ya que Milán será sede de la Eurocopa 2032, que Italia coorganizará con Turquía.
Inter y Milán apuestan por el modelo de propiedad total del estadio
Con esta compra, Inter y Milán se suman a un reducido grupo de clubes en Italia con estadios propios. Hasta ahora, solo Juventus, Atalanta, Udinese y Sassuolo operaban bajo propiedad o gestión directa de sus recintos. El movimiento representa un cambio en la gestión deportiva y financiera del fútbol italiano, donde la mayoría de los escenarios aún son municipales.
El modelo de propiedad de estadio permite controlar ingresos derivados de eventos, servicios, retail, derechos comerciales y explotación del terreno, una fórmula consolidada en ligas como la Premier League y la MLS.
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Para Inter y Milán, propietarios de marcas con audiencias globales superiores a 500 millones de seguidores combinados, este paso abre una fase estratégica orientada al incremento de ingresos comerciales, hospitalidad premium, derechos asociados a derechos de nombre y mayor explotación en los días en que no haya fútbol.




