Para que Colombia consolide un crecimiento económico sostenido, el principal desafío a enfrentar es la baja inversión, que actualmente equivale al 17 % del PIB, la cifra más baja en lo que va del siglo.
Así lo advirtió César Pabón, director de investigaciones económicas de Corficolombiana, este jueves durante el foro de perspectivas económicas de la firma, quien enfatizó en que, sin inversión, no hay producción, ni competitividad, ni oportunidades a largo plazo.
Aunque la inversión es considerada la «semilla del crecimiento», en los últimos años su participación retrocedió en Colombia, donde incluso fue perdiendo terreno frente a sus pares.
Corficolombiana sugirió establecer una meta central de inversión de al menos un 22 % del PIB, que es el nivel que mantienen los países pares regionales.
Factores que estrangulan la inversión
La firma identificó una serie de factores estructurales que han limitado la inversión o la han conducido a su bajo nivel, los cuales, en palabras de Pabón, deberían ser la principal preocupación del país.
Solo en 2025, se han producido más de mil normas, decretos y resoluciones en el país, lo que equivale a 20 por semana. Este volumen, sumado a las demoras en la implementación y las consultas previas, genera un costo oculto en la inversión asociado a la inseguridad jurídica.
A esto se añade la inseguridad física: si bien los homicidios no están al nivel de hace tres décadas, los actos de terrorismo, secuestro y extorsión, vinculados a la actividad económica, se ubican en los máximos de las últimas dos décadas.
Por otra parte, persiste el problema fiscal pues los gastos del Gobierno de Colombia entre 2019 y 2025 han crecido cinco veces más que los ingresos del país. Esta situación marca un claro y marcado empeoramiento de las finanzas públicas en comparación con el resto de América Latina.
En consecuencia, Colombia tiene hoy en día la prima de riesgo más alta de la región. Este factor se refleja directamente en los costos de financiamiento del gobierno y representa un reto estructural que no se corregirá en el corto plazo.
Del mismo modo, se ha puesto en duda la soberanía energética del país, dado que se esperaba un incremento de 5,7 gigabytes en la capacidad de generación de energía en 2024, pero solo se materializaron 1,45 gigabytes (menos del 50 % de lo previsto). Además, Colombia se verá obligada a importar gas en el futuro debido al desabastecimiento local. Las proyecciones indican que el déficit de gas local podría llegar al 50 % en el año 2029.
Otra señal de competitividad rezagada, de acuerdo con Corficolombiana, se refleja en que las exportaciones del país ha venido cayendo desde 2014.
Pabón concluyó que la recuperación económica de largo plazo depende de la capacidad de la nación para adaptarse y entender que el incremento en la inversión es un reto estructural que debe abordarse con urgencia.
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