Fitch Ratings mantiene perspectiva ‘neutral’ para Latinoamérica, pero advierte incertidumbre fiscal en Colombia

Uno de los puntos principales de vigilancia para el país es la incertidumbre sobre las responsabilidades de gasto y la distribución de las transferencias.

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Fitch Ratings emitió una perspectiva ‘neutral’ para los gobiernos locales y regionales de América Latina en 2026, una visión que indica que las condiciones operativas y comerciales se mantendrán en gran medida sin cambios en comparación con el año anterior.

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De acuerdo con la agencia calificadora, la región se caracteriza por una moderación en el crecimiento de los ingresos, una disminución en las presiones de costos, aunque aún presentes, y perfiles crediticios que se mantienen generalmente estables.

“Los riesgos se centran en una menor actividad económica que lastra los ingresos propios, una posible debilidad en las transferencias intergubernamentales y la incertidumbre política”, dijo Gerardo Carrillo, jefe de Finanzas Públicas Internacionales para América Latina.

Fitch Ratings mantiene perspectiva 'neutral' para Latinoamérica, pero advierte incertidumbre fiscal en Colombia
Fuente: Fitch.

Fitch anticipa que una inflación más suave y la flexibilización monetaria gradual ayudarán a reducir los costos de financiación y a moderar el crecimiento de los salarios. No obstante, la perspectiva regional no está exenta de riesgos.

Según el informe, los desafíos principales se centran en la posibilidad de que una actividad económica más lenta afecte negativamente los ingresos propios, la debilidad en las transferencias intergubernamentales y la persistencia de la incertidumbre política en algunos países.

Si bien la liquidez es adecuada en general, se mantiene desigual en la región. La capacidad de ejecución, la rigidez del gasto y el acceso a fuentes de financiación diversificadas serán cruciales para determinar el desempeño de los gobiernos.

Incertidumbre política y fiscal en Colombia

La perspectiva de Fitch para Colombia en 2026 es también ‘neutral’. La agencia proyecta un crecimiento modesto de los ingresos, acompañado de un aumento en los costos operativos en un entorno marcado por la dinámica de las elecciones legislativas y presidenciales.

Sin embargo, la incertidumbre política es un factor clave en el país, según la firma, dada la falta de avances legislativos en el proyecto de ley de descentralización (reforma al Sistema General de Participaciones), lo que mantiene sin claridad las competencias subnacionales.

De hecho, uno de los puntos principales de vigilancia para el país es la incertidumbre sobre las responsabilidades de gasto y la distribución de transferencias que se derivarían de una reforma fiscal pendiente.

En términos de ingresos, se espera que la reactivación económica gradual impulse los impuestos de la industria, el comercio y el consumo, aunque la proyección general es modesta. También se verán limitadas las transferencias del Gobierno por la situación fiscal, aunque dependerá de la nueva administración.

Por otra parte, las tasas de interés reales se mantendrán elevadas y las tarifas de energía probablemente serán más altas, moderando la demanda de los hogares y manteniendo el crecimiento de los ingresos del Gobierno cerca de la inflación. También se advierte que las condiciones del sistema energético y el potencial racionamiento podrían incrementar los costos municipales y presionar los impuestos en las regiones.

Respecto a los gastos públicos, se espera que superen los ingresos, impulsados por un ajuste del salario mínimo para 2026 por encima de la inflación, el aumento de los costos de servicio y las presiones energéticas, lo que en última instancia reducirá los márgenes operativos.

Además, Fitch anticipa que la inversión de capital se recuperará de niveles moderados, apoyada por proyectos subnacionales. En contraste, la deuda probablemente aumentará, ya que el Gobierno avanza en el gasto y muestra una mayor dependencia del financiamiento.

Finalmente, la firma confirmó todas las calificaciones en el país, aunque la perspectiva de Bogotá y Medellín se revisó a ‘negativa’ tras la decisión de calificación soberana. En contraste, la perspectiva de Barranquilla se revisó a ‘positiva’ debido a la mejora en las expectativas de recaudación local.