Los cambios técnicos que tendrá la Fórmula 1 en 2026 no solo transforman los carros y las carreras, sino que también redefinen la estructura de costos, inversión y planificación financiera de las escuderías. La categoría tendrá once equipos en parrilla, con la incorporación de Cadillac, y mantendrá un calendario de 24 Grandes Premios.
Bajo este escenario, todas las estructuras deberán cumplir con un reglamento que exige monoplazas más livianos, tecnología híbrida más desarrollada y sistemas aerodinámicos activos, mientras siguen operando bajo límite presupuestal. Según la FIA y Formula One Management, la meta es mejorar la competencia en pista, pero el impacto inmediato estará en los gastos de desarrollo, fabricación, energía y operación.
Por ejemplo, el nuevo peso mínimo de 770 kilos obliga a revisar materiales y rediseñar piezas para alcanzar esa cifra desde el primer año, lo que implica inversión en investigación, pruebas y producción. A esto se suma un chasis más corto y angosto, cambios que no se resuelven con ajustes superficiales, sino con un rediseño total de los carros.
Para equipos grandes como Red Bull, Mercedes o Ferrari, el desafío es costoso, pero asumible dentro de su capacidad industrial. Para estructuras medianas y pequeñas como Haas, Williams o Audi, el impacto económico es mayor, porque deben invertir fuerte para no perder rendimiento frente a rivales con más recursos.
La introducción de la aerodinámica activa agrega otro gasto importante. Los sistemas móviles en los alerones, la electrónica avanzada, sensores y software requieren desarrollo específico, validación técnica y mantenimiento continuo.

Cada error cuesta dinero y tiempo. Además, la reducción de la carga aerodinámica entre 15 % y 30 % y la menor resistencia al avance, cercana al 40 %, obligan a trabajar más en simulaciones, túnel de viento y pruebas, áreas donde la inversión es constante.
Motores 50 % eléctricos: Inversión alta y nueva presión presupuestal
La nueva unidad de potencia reparte la carga casi 50 % entre motor térmico y eléctrico, alcanzando cerca de 1.000 caballos combinados. Esto exige baterías más avanzadas, sistemas de recuperación de energía mejorados y mayor sofisticación en la gestión eléctrica.
Fabricantes como Mercedes, Ferrari, Honda, Audi y Cadillac deberán invertir cifras millonarias para desarrollar motores competitivos. Según medios especializados como Autosport y Motorsport, el costo asociado a las nuevas unidades podría aumentar entre 10 % y 20 % frente a ciclos anteriores. Los equipos clientes también pagarán más por motores más complejos y con mayor tecnología incorporada.
Más equipos, más competencia y un mercado que exige resultados
Con once escuderías y dos carros más en pista, la competencia por puntos, premios y exposición comercial será mayor. El sistema Overtake eléctrico y los nuevos conceptos aerodinámicos obligan a actualizar estrategias y tecnología, lo que se traduce en gasto operativo constante durante la temporada.
La F1 llega a este cambio en un momento de alta demanda de público, impulsado por 24 carreras y mayor interés, pero también con presión para sostener el espectáculo y justificar inversiones.

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Las pruebas de pretemporada en Barcelona serán el primer filtro económico y técnico. Allí empezará a verse qué equipos invirtieron mejor, quién optimizó recursos y quién enfrentará un 2026 con presión deportiva y presupuestal en una Fórmula 1 que no solo cambia su reglamento, sino también su ecuación financiera.




