El comercio exterior de Colombia se encuentra en un momento de enormes retos por la coyuntura internacional de subida de tasas, así como por factores internos asociados al estado de las vías de transporte y las dificultades de trámites que demoran los procesos de aprobación aduanera.
En entrevista con Valora Analitik, Javier Díaz, presidente de la Asociación Nacional de Comercio Exterior del país (Analdex) habló sobre el panorama del sector y lo que se viene este año para los empresarios que efectúan operaciones a nivel internacional.
¿Qué balance se puede hacer del comercio exterior del país en este momento?
Lo que uno está observando desde finales del año pasado, es que viene presentando la caída en el crecimiento de exportaciones e importaciones. Eso en buena medida responde a la inflación internacional y a la política de bancos centrales de subir tasas de interés que ha golpeado la demanda y eso es determinante para un país pequeño como Colombia.
Seguimos con signo positivo, pero con unas alzas menores a las de 2022 y, muy seguramente, eso va a ser la constante en el 2023.
¿Entonces no se esperan alzas en este año?
Hay que ver cómo se comportan los precios del petróleo, porque en buena medida lo que vimos a finales del año pasado respondía un poco a lo que estaba ocurriendo en China con su política de Covid Cero, y en la medida en que China abre y espera crecer algo más de 5 % este año, junto con un mejor comportamiento de Estados Unidos, pues podríamos tener un segundo semestre un poco mejor.
Los fletes se han aligerado, a China están alrededor de los US$3.000 o US$3.500 por contenedor, volviendo a la realidad entre comillas, pero allí sigue pesando la invasión rusa de Ucrania. Creo que podríamos tener un mejor segundo semestre en la medida en que la inflación ceda, y ya empezó a ceder en Estados Unidos y Europa.
El último informe del DANE mostró una reducción en el déficit de la balanza comercial
Se ha disminuido el déficit porque las importaciones también han disminuido. Nosotros importamos más que bienes de consumo, bienes de capital. Todo lo que es maquinaria, equipo, materias primas, insumos vienen para la industria, para el aparato productivo nacional.
Eso indudablemente empieza a verse afectado por las tasas de interés, la inflación y la menor demanda. Entonces las importaciones también han disminuido y eso permitido cerrar un poco la brecha de la balanza comercial.
¿Qué opina de la política de reindustrialización?
Yo creo que esa es una buena política, pero que tiene que ir acompañada de intervenciones, no solamente en la parte micro, sino en el nivel ‘meso’, que es toda la parte institucional, particularmente lo que tiene que ver con la DIAN (Dirección de Impuestos y Aduanas Nacionales) y los trámites. Eso le resta competitividad al aparato productivo colombiano.
También el tema de transporte, contar con uno intermodal que pueda mover mercancías por tren y no solamente por camión.
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Entonces creo que la política de reindustrialización tiene que ser complementada con estos temas mesoeconómicos de regular el tema de comercio, simplificar los trámites y tener un sistema aduanero mucho más eficiente.
¿Persisten muchas barreras en los trámites aduaneros?
Sí, digamos que son barreras arancelarias que hacen muy costoso hacer comercio. Acá queremos regular todo, entonces los trámites y las inspecciones son muy tediosas. Un contenedor en Colombia demora varios días cuando la competencia de los países de la región se demora minutos y nosotros seguimos contando en días.
Creo que debemos tener un sistema aduanero mucho más eficiente, con tecnología, que las inspecciones se hagan con esta y se maneje la analítica, big data. Que podamos contar con una plataforma electrónica en la DIAN que sea eficiente y transparente, que la información fluya de manera transparente y sea pública. Eso le da mucha transparencia y flexibilidad al comercio exterior. Logramos avanzar en la pandemia y tener trámites y documentos digitales, pero una vez cesó la emergencia regresamos al papel y eso no tiene sentido.
¿Qué han significado este año los acontecimientos con las vías para el comercio exterior: primero el cierre de la Panamericana y recientemente la caída del puente al sur del país?
Todo esto preocupa al comercio exterior. Lo que pasó con la Panamericana indudablemente afecta porque Ecuador es un socio comercial muy importante, particularmente para nuestras manufacturas, y buena parte de ese comercio se hace por vía terrestre.
Vamos a ver cómo terminan siendo las cifras porque algo de eso se pudo transportar por vía marítima y algo se hizo por el Huila para salir a San Miguel, pero con un incremento grande en materia de costos.
Ahora, la preocupación está no solamente por las afectaciones por los daños del invierno, sino también por los bloqueos de las vías por parte de comunidades que reclaman temas muy locales. De manera recurrente se bloquea la vía hacia la Costa Caribe, que es por donde sale la mayor parte de nuestras exportaciones, o el puerto de Buenaventura, que es principalmente importador.
El mayor temor es que terminen viendo a Colombia como un proveedor que no es confiable porque por este tipo de circunstancias no se pueden entregar las mercancías.
Y sumado a eso, es preocupante el impacto que la caída del puente entre La Tebaida y el Valle puede tener en la inflación, pues aumenta los costos logísticos de los alimentos importados y de materias primas e insumos que requiere aparato productivo y que ingresan por Buenaventura.
¿Cómo ve el comercio con Venezuela?
El comercio formal se ha venido dinamizando, pero no se puede perder de vista que la economía venezolana hoy es la cuarta parte de lo que fue en el pasado.
Entre 2013 y 2021 el Producto Interno Bruto (PIB) de Venezuela cayó 75 %. Es decir, la economía de Venezuela es hoy el 25 % de lo que fue. Nosotros le vendíamos más de US$6.000 millones, entonces pensar que esta reapertura comercial nos va a llevar de manera rápida a cifras similares a las que tuvimos en el pasado es un ilusorio.
Yo creo que este año, si bien nos va, podemos estar entre los US$1.000 o US$1.200 millones en ventas. Ahora, hay unos temas que preocupan y es la mafia que estaba debajo de los puentes controlando las trochas y cobrando peaje. Es muy difícil normalizar el comercio con ese tipo de situaciones, muchos empresarios me han dicho que no están dispuestos a esto.
¿Qué opinan sobre los ‘aranceles inteligentes’ del Plan de Desarrollo?
En el tema de comercio exterior el Plan de Desarrollo trae el tema de aranceles inteligentes, que señalan que Colombia puede mover sus aranceles respondiendo a temas de seguridad nacional. Creo que es un poco copiar lo que hizo Estados Unidos cuando la administración Trump entró en una guerra comercial con China e impuso uno sobre-arancel al acero, al hierro, al aluminio.
La seguridad nacional le permite al Gobierno no cumplir con sus compromisos en Organización Mundial del Comercio (OMC) con respecto a poner barreras a ese comercio.
Pero yo pienso que en Colombia el Ejecutivo tiene las facultades necesarias para mover el arancel, e incluso en acuerdos firmados por el país hay mecanismos que permiten también regular el comercio cuando se presentan importaciones masivas o importaciones que amenazan el causar daño a la producción nacional. A mí me da miedo que por eso terminemos cerrando la economía.
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