Al comenzar el Gobierno Petro, uno de los temas que más relevancia tuvo en su agenda pública estuvo relacionado con el acceso a vivienda. De hecho, su Plan Nacional de Desarrollo destacó las brechas en este rubro.
De acuerdo con información del DANE, consignada en el PND de este gobierno, el déficit de vivienda en los municipios por fuera del Sistema de Ciudades es de 54 %. A esto se le suma el aumento de demanda de vivienda, que se estima en 370.000 hogares nuevos cada año.
Con base en esto, desde la cartera de Vivienda y las entidades relacionadas con el sector hicieron ajustes, principalmente relacionados con la asignación de subsidios.
Sin embargo, los resultados, de acuerdo con Camacol, no han sido los esperados e, incluso, el Marco Fiscal de Mediano Plazo (MFMP) indica que la inversión en vivienda este año cerraría cayendo 6,5 % y el próximo año va a caer 1,2 %.
Este mismo documento reconoce que en 2024 la inversión en vivienda contrarrestó la dinámica positiva de otros sectores, mostrando un decrecimiento de 2,4 %, por cuenta del comportamiento desfavorable de la construcción de edificaciones residenciales.
Para Guillermo Herrea, presidente de Camacol, “cuando termine el mandato (de Gustavo Petro) va a entregar la inversión en vivienda más baja de los últimos 20 años”.

Principales modificaciones al sector
Con base en las ideas del gobierno, uno de los primeros cambios que vio el sector vivienda en este periodo fue la reasignación de subsidios de Mi Casa Ya, que tuvo ajustes en la forma en la que se entregaban los recursos.
A meses de haber comenzado mandato de Petro, en 2023 se hizo un ajuste a los criterios para asignación de recursos del programa, entre los que se contó el uso de la encuesta del Sisbén IV, para categorizar los ingresos de las familias y brindar los subsidios de acuerdo con el nivel en que se encuentren. Se asignó mayor peso a las viviendas rurales y a las familias víctimas del conflicto.
Dichas modificaciones, de acuerdo con el gremio de construcción, dejaron un saldo importante de desistimientos en la compra de vivienda nueva, es decir, familias o personas que solicitaron no seguir con sus negocios inmobiliarios. A finales de ese año, se calcularon 10.000 renuncias y se reportó el menor número de viviendas de los últimos 15 años, con 130.851 unidades negociadas.
Como si fuera poco, en 2024 el Gobierno Petro tomó la drástica decisión de frenar los subsidios de este programa. En diciembre del año pasado el Ministerio de Vivienda emitió una circular junto al Fondo Nacional de Vivienda donde se confirmó la suspensión de los subsidios a las tasas de interés del programa nacional de vivienda Mi Casa Ya.
El documento explicó que, dada la coyuntura presupuestal que en la actualidad enfrenta el Estado, y teniendo en cuenta el entorno macroeconómico favorable, se hacía necesario ajustar ciertos aspectos de la política pública de vivienda.

¿Cómo ha reaccionado el sector?
En una conversación reciente con Valora Analitik, Roberto Moreno, presidente de Amarilo, reconoció que “fue un programa extraordinario para las familias; digo que somos víctimas del éxito. Ese subsidio va a las familias para que logren el cierre financiero y puedan comprar. No es para las constructoras”.
Por su parte, Pedro Martínez, codirector de Jaramillo Mora, una de las empresas de construcción más relevantes del Valle del Cauca, dijo también hace algunas semanas a este medio que “el segmento de vivienda de interés social (VIS) y de interés prioritario (VIP) se ha visto afectado por la falta de subsidios del Gobierno Nacional. Antes, una familia con ingresos entre 1,5 salario y 2 salarios mínimos podía acceder a vivienda; hoy se necesitan entre 3,5 y 4 salarios para comprar la misma unidad”.
“Eso reduce la demanda, especialmente en los estratos bajos. Sin embargo, los segmentos medios y altos se han recuperado, equilibrando el portafolio”, agregó.
En términos de impacto macroeconómico, el presidente de Camacol afirmó que el sector acumula nueve trimestres consecutivos de contracción en el valor agregado al PIB, “impulsado principalmente por una caída muy pronunciada en la producción residencial que acumula 10 trimestres de caídas y que en lo corrido del año es una caída de 8,1 % en las cifras del PIB”.
Y anticipó: “Para el próximo año se sigue recortando el gasto en vivienda. En precios constantes del 2025, las apropiaciones de FonVivienda, de donde salen recursos para subsidios, tendrá una apropiación de $1,7 billones, que representa una caída de más de 34 % frente a este año” y que sería la cifra más baja desde 2011.

Otras medidas del Gobierno en torno a la construcción
Más recientemente, MinVivienda eliminó la exigencia de licencia de construcción en los programas de mejoramiento, construcción en sitio propio y autoconstrucción, bajo el modelo de “autogestión”.
Este cambio fue rechazado por Sandra Forero, concejal de Bogotá y expresidenta de Camacol, quien afirmó que “desregula el principal instrumento de formalidad técnica en el sector vivienda y abre la puerta a una inversión pública sin garantías de seguridad ni control institucional”.
Más recientemente, se expidió la Ley 2434 del 8 de noviembre de 2024, llamada “Vivienda al Alcance de Todos”, en la que se reducen las barreras para la adquisición de vivienda, por medio de los créditos hipotecarios y leasing habitacional, se promueve la utilización de energías limpias para vivienda. El costo total de esta ley es $3,08 billones, de acuerdo con los cálculos del Marco Fiscal de Mediano Plazo.

Luz al final de la obra
A pesar del desempeño de la construcción, especialmente de vivienda, el sector ha mostrado recuperación en los meses recientes.
Guillermo Herrera, presidente de Camacol, reconoció que hay cosas buenas que están pasando en la construcción de vivienda, pero destacó retos para mantener esas señales de recuperación que se han visto, especialmente, en la comercialización, dada la importancia en las cuentas económicas de esta actividad.
Si bien analistas estiman una caída superior a 6% del sector este año, citando cifras de Bancolombia, el líder gremial mencionó que el próximo año debería devolverse la tendencia de contracción en la producción residencial y de edificaciones, con un crecimiento estimado de 1 %.
Esto, gracias a la entrada de nuevos proyectos (como logísticos y oficinas) y que “seguramente va de la mano con el viento de cola que tare el cambio de gobierno que seguramente va a generar mayor inversión privada”.




