Silvio Berlusconi, el influyente ex primer ministro italiano que se mantuvo en la política a pesar de enfrentar escándalos sexuales y acusaciones de corrupción, falleció a los 86 años en el hospital San Raffaele de Milán, según informaron medios italianos.
El político había sido tratado recientemente por una infección pulmonar relacionada con un caso de leucemia, la cual finalmente le arrebató la vida.
Conocido por su extravagante estilo de vida, Berlusconi asumió el cargo de primer ministro por primera vez en 1994 y lideró cuatro gobiernos hasta 2011.
Durante su carrera política, dirigió el partido de centroderecha Forza Italia, el cual se convirtió en una coalición bajo el liderazgo de la actual primera ministra italiana, Giorgia Meloni, después de las elecciones de septiembre, en las que Berlusconi fue elegido para el Senado.
Apodado «el inmortal» por su longevidad en la política, Berlusconi fue ingresado en un hospital de Milán, pues según los medios de comunicación italianos, dejó de responder a su tratamiento contra el cáncer, lo cual condujo a su triste desenlace.
Pocos minutos después de anunciarse su muerte, decenas de personas se congregaron frente al hospital San Raffaele para rendirle tributo, y las reacciones del mundo político y deportivo no se hicieron esperar.
El presidente ruso, Vladimir Putin, fue uno de los primeros jefes de Estado en expresar sus condolencias, calificando a Berlusconi como una «persona querida» y un «verdadero amigo».
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La vida de Berlusconi
Además de su destacada carrera política, Berlusconi también fue uno de los hombres más ricos de Italia, con una fortuna estimada en €6.400 millones según Forbes. Reconocido como un gran comunicador y un ferviente anticomunista, el empresario audaz e innovador dejó un legado duradero al haber introducido un formato de televisión comercial peculiar e imitado en la década de 1980.
A lo largo de su vida, Berlusconi se vio envuelto en numerosos escándalos legales y financieros, enfrentando acusaciones de corrupción, compra de testigos y fraude fiscal.
A pesar de estos desafíos, su carismática personalidad y su vida extravagante le permitieron mantener una presencia destacada en la política italiana durante décadas, aunque siempre generando tanto amor como odio entre sus seguidores y detractores. Con su partida, Italia despide a uno de los políticos más influyentes y polémicos de la posguerra.
