Empresas Públicas de Medellín (EPM), además de reducir su huella de carbono y comprometerse a ser carbono neutro en 2025, también trabaja -como una de sus líneas de negocio- en ayudar a que otras compañías e industrias compensen sus emisiones de Gases de Efecto Invernadero (GEI) por medio de los bonos de carbono.
En el marco del Especial: Sector minero-energético de Colombia 2023, Valora Analitik entrevistó a José Enrique Salazar Velázquez, de la vicepresidencia de Generación de Energía de EPM, con el fin de conocer más detalles sobre las iniciativas de esta compañía.
De acuerdo con el experto, EPM ha tenido una tradición de construcción de proyectos en las regiones que, si bien modifican el entorno, ayudan al desarrollo y velan por el restablecimiento de las condiciones ambientales.
A la par, EPM se ha caracterizado por ser activa e innovadora en proponer alternativas para la sociedad y para sus clientes que les ayuden a cumplir con sus objetivos de descarbonización.
“A raíz del problema del cambio climático se han venido desarrollando herramientas que permiten a las empresas aportar en la lucha contra este fenómeno: una de ellas son los bonos de carbono. EPM fue pionera, en el país, en avanzar en el uso de bonos de carbono que se originaron en el Protocolo de Kioto”, indicó José Enrique Salazar Velázquez.
Además, dentro de su portafolio, EPM vende energía verde que conecta las fuentes de energía renovable con el consumidor.
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“Son diversidad de productos: EPM hace esfuerzos propios para la reducción de su huella de carbono y, a la vez, ofrece alternativas que ayudan a los clientes a que también participen de la descarbonización”, precisó Salazar Velázquez.
¿Cómo funcionan los bonos de carbono?
De acuerdo con el vocero de EPM, los bonos de carbono surgen de adelantar proyectos que hayan evitado la emisión de Gases de Efecto Invernadero a la atmósfera.
“Con la planta Porce III -y otras plantas de generación, como las centrales hidroeléctricas La Vuelta y la Herradura y la eólica Jepírachi- se realizó el proceso de obtención de los bonos, lo que es una garantía de que estas plantas, gracias a su entrada en funcionamiento, redujeron emisiones a la atmósfera”, señaló Salazar Velázquez.
El experto precisó que hay empresas o industrias a las que les es imposible reducir totalmente sus emisiones de carbono por medio de esfuerzos propios. Estos remanentes se pueden compensar al adquirir los bonos.
Pero, ¿quiénes son los interesados en los bonos de carbono? José Enrique Salazar Velázquez, expresó que hay compañías que tienen grandes emisiones en sus procesos, como las aerolíneas u otras dedicadas al sector transporte o industria; para estas empresas puede ser de gran interés la adquisición de los bonos ya sea para compensar el pago del Impuesto al Carbono, o para conseguir su objetivo de carbono neutralidad.
En Colombia, desde hace unos años, se estableció el impuesto al carbono, que exige a ciertos sectores una contribución tributaria a raíz de las emisiones.
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Caso de éxito de EPM con los bonos de carbono: Porce III
La Central Hidroeléctrica Porce III – la más grande del sistema de generación de Empresas Públicas de Medellín – tiene una capacidad instalada de 700 megavatios (MW) de energía, aporta alrededor de 3.106 GWh al año al Sistema Interconectado Nacional y está ubicada en el nordeste antioqueño, en jurisdicción de los municipios de Amalfi, Guadalupe, Gómez Plata y Anorí, a 147 kilómetros de Medellín.
Los bonos de carbono de Porce III, que han sido vendidos por EPM -desde 2016 y pertenecen al estándar de Cercarbono- han cumplido con el protocolo de obtención y han sido certificados y verificados.
¿Qué otras acciones ha realizado EPM en la zona de influencia de Porce III?
EPM no solamente cumple las exigencias para obtener los bonos de carbono, sino que, al llegar a las regiones, crea beneficios ambientales y sociales mediante diversos proyectos y acciones en coherencia con los Objetivos de Desarrollo Sostenible.
“Por ejemplo, en Porce III, la compañía ha tenido programas de apoyo a la gestión del agua y la biodiversidad”, manifestó el directivo.
A modo de ejemplo, en la cuenca del río Porce, EPM mantiene en condiciones óptimas más de 7.000 hectáreas que son de su propiedad, además de otras zonas aledañas.
“La compañía ha invertido cerca de $30.000 millones, para el cuidado del recurso hídrico en la cuenca. Ha producido 42 millones de plantas y pequeños árboles que se reparten en los viveros para hacer labores de reforestación. Todo esto son actividades adicionales que nacen con los proyectos, que no son exigidas, que EPM las hace en forma voluntaria, y que tienen un impacto muy positivo”, expresó el vocero de la empresa.
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Hay que decir que la entidad avanza en iniciativas sociales con las poblaciones: en actividades deportivas y culturales con 7.000 niños de la zona; en la promoción de turismo natural (capacitando personas para la conservación del patrimonio); y en el trabajo con las Juntas de Acción Comunal para capacitar a los habitantes en la prestación de servicios, mano de obra u otras actividades.
Así, quien adquiere un bono de carbono de Porce III está aportando indirectamente con un amplio abanico de acciones ambientales y sociales que ha realizado EPM.
