Avances en efectivo con tarjeta de crédito: ¿cuándo hacerlos y qué riesgos hay?

Estos avances solamente pueden ser posibles retirando un porcentaje que varía del 30 % al 70 % del cupo disponible.

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Estos avances con tarjeta de crédito solamente pueden ser posibles retirando un porcentaje que varía del 30 % al 70 % del cupo disponible.

La Organización Internacional del Trabajo (OIT) fijó el impacto de la pandemia del Covid-19 en cerca de 25 millones de empleos menos en el mundo.

Una de las advertencias del organismo multilateral giró en torno a las necesidades de liquidez que iban a requerir estas personas en el marco de una crisis que, por demás, no permitía la generación constante y formal de puestos de trabajo.

Ante los riesgos de liquidez, una de las fuentes de financiación momentánea, que surgió en el marco de la crisis, tuvo que ver con los créditos: mecanismos que al final llevaron a la expedición de políticas públicas para fijar acuerdos con deudores morosos.

Justamente en ese marco de posibilidades, la de hacer avances en efectivo con las tarjetas de crédito se convirtió en vía de escape ante la necesidad. Pero también denotó una serie de factores que deben tener en cuenta los usuarios para poner en la balanza antes de ver esos retiros en efectivo como una oportunidad en la crisis.

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Modernización de sistemas financieros. Foto: Imagen de Michal Jarmoluk en Pixabay.

Consideraciones de los avances en efectivo

Un primer punto que recomienda Saber Más Ser Más, de Asobancaria (gremio que reúne a los bancos de Colombia), es que sean los avances en efectivo con las tarjetas de crédito la última opción ante una urgencia.

Lo anterior teniendo en cuenta que, en un primer lugar, la tasa de interés mensual por adelantos de efectivo es frecuente que se ubique por encima de otras posibilidades de financiación, como el crédito de vehículo o de libranza.

Y aquí un punto muy importante: a diferencia de las compras que se hacen con tarjeta de crédito, en las que se decide el número de cuotas, los avances de efectivo fijan el pago a un determinado número de cuotas, que van desde los seis hasta los 36 meses, dependiendo de la entidad financiera.

Dichos intereses, hay que recordar, empiezan a cobrarse desde el día en que se hace el retiro del efectivo.

Además, también dependiendo de la institución financiera, estos avances solamente pueden ser posibles retirando un porcentaje que varía del 30 % al 70 % del cupo disponible.

Ahora, además de esto último, quienes decidan llevar a cabo una operación de avance de efectivo con tarjeta de crédito deben tener en cuenta que el retiro suele fijar un costo o comisión que varía del lugar en que se haga la operación.

Entonces, por poner un ejemplo, un avance en oficina, según registros de la Superintendencia Financiera, podría costar hasta $16.490, $10.500 en un cajero propio de la entidad y de hasta $5.400 cuando el avance se programé por internet.

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Sobre los usos de estos recursos, Asobancaria lanza un recordatorio final: “Realizar avances para tapar otra deuda o porque se quedó sin dinero a mitad de la quincena son hábitos que salen costosos y que a largo plazo puede perjudicar sus finanzas. Teniendo en cuenta lo anterior, es recomendable que antes de elegir esta alternativa, evalúe cuidadosamente los pros, los contras, y el tipo de necesidad que tiene, si concluye que es necesario realizar el avance, lo mejor es que pague la deuda cuanto antes y replantee sus finanzas personales para no usar esta opción repetidamente”, se lee en el portal Saber Más Ser Más.

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