Bogotá – Medellín en cinco horas: el megaproyecto de Mario Huertas y Conconcreto se adjudicaría en 2022

Panorámica de la Vía Bogotá - Medellín.
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Conectar a Bogotá y Medellín en cinco horas o menos es un sueño que ha tenido Colombia durante años, y el 2022 podría ser el momento en que -de una vez por todas- se convierta en realidad.

Esto gracias al proyecto Ruta del Agua, una iniciativa privada (IP) que está en manos del Gobierno y podría adjudicarse a finales de este año. Lea más en Noticias de Infraestructura.

Manuel Felipe Gutiérrez, presidente de la Agencia Nacional de Infraestructura (ANI), le confirmó a Valora Analitik que el proyecto en etapa de factibilidad ya se presentó y será evaluado durante el primer semestre.

“Ya nos fue radicada la IP Santuario – Caño Alegre, conocida como Ruta del Agua, que está muy avanzada. La radicó un grupo que lidera Mario Huertas y prevé una inversión cercana a los $3 billones”, dijo.

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La Ruta del Agua incluye la construcción de una nueva vía entre Santuario y Caño Alegre, además del mantenimiento del corredor Medellín – Santuario, el tramo actual entre Santuario – Caño Alegre, y otras vías en el oriente del Valle de Aburrá.

El proyecto busca construir una nueva carretera entre el municipio de Santuario (Antioquia) y el sector de Caño Alegre, en Puerto Boyacá, donde se conecta con la Ruta del Sol. Este tramo hace parte de la vía Bogotá – Medellín.

Así lo confirmó Germán Vélez, representante de la Estructura Plural Iniciativa Privada Ruta del Agua (IPRA), durante una audiencia pública.

Detalles del corredor

Los trabajos incluirían 105 km de calzada sencilla, incluyendo 6 km de túneles, 13 km de viaductos, dos variantes, 55 km de vías rehabilitadas y 35 km de vías a cielo abierto.

Sobre por qué el proyecto en la vía Bogotá – Medellín no se prevé en doble calzada, Vélez explicó que “requeriría inversiones de unos $4 billones, es muy difícil ejecutarlos y no daría la recuperación”.

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Además, señaló que, a futuro, podría decidirse que la vía antigua sea de un solo sentido y la nueva del otro, tal y como viene sucediendo en La Línea, tras la inauguración del cruce de la Cordillera Central.

El proyecto Ruta del Agua se pagaría con el recaudo de los peajes de Guarne, Palmas, Cocorná y Puerto Triunfo. No habría nuevos peajes.

La idea, en todo caso, es tener un nuevo corredor, que iría -en gran medida- de forma paralela al que existe actualmente en la vía Bogotá – Medellín. Eso sí, con mejores condiciones.

Con esta nueva infraestructura, el tiempo de desplazamiento entre Santuario (a las afueras de Medellín) y Puerto Boyacá se reduciría de tres horas a poco más de una hora.

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Y esto se vería reflejado en el desplazamiento en la autopista Bogotá – Medellín, que podría tardar cinco horas o menos. Actualmente, se necesitan al menos ocho horas.

Empresas y peajes

Los creadores del proyecto son MHC del constructor Mario Huertas, Castro Tcherassi, Constructora Conconcreto y Procopal.

Al ser una IP, los recursos para pagar la nueva Bogotá – Medellín provendrían de aportes de accionistas, que después se retribuirían con el pago de cuatro peajes en la zona de influencia.

El consorcio estructurador del proyecto está integrado por las empresas MHC de Mario Huertas, Castro Tcherassi, Constructora Conconcreto y Procopal.

Puntualmente, con el recaudo de las casetas de Guarne (Copabacana), Palmas (Envigado), Cocorná (Santuario) y Puerto Triunfo (Puerto Boyacá).

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De acuerdo con la estructuración realizada y entregada a la ANI, los dos primeros peajes tendrían valores de $17.010 y $12.420, respectivamente, para vehículos particulares.

Mientras que los de Santuario y Puerto Triunfo costarían $17.280 -cada uno-. En todo caso, no se prevé instalar peajes nuevos en este tramo de la vía Bogotá – Medellín.

¿Qué viene ahora?

Una vez se radicó el proyecto en etapa de factibilidad, el pasado 17 de noviembre, el consorcio estructurador realizó dos audiencias con las comunidades en diciembre.

Con esto listo, la ANI, el Ministerio de Hacienda y Planeación Nacional, entre otros, evaluarán los detalles durante el primer semestre del 2022 y decidirán si aprueban o no iniciativa.

El nuevo corredor iría, en gran medida, de forma paralela al que existe actualmente en la vía Bogotá – Medellín, en el tramo entre Santuario y Caño Alegre.

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En caso de ser favorable su respuesta, a partir de mayo comenzaría el proceso licitatorio de este tramo de la carretera Bogotá – Medellín.

Si todo sale bien, hacia el último trimestre del año se daría la adjudicación y los trabajos podrían comenzar en el 2023. La concesión total tendría una duración de 40 años.

Vale señalar que, al ser una iniciativa privada, el consorcio estructurador podría ser el ganador del contrato, pero también podrían pujar una o varias empresas que no hacen parte de los creadores del proyecto.

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