A través de un comunicado de prensa, y a horas de que iniciara la discusión del salario mínimo en Colombia del 2026, Fenalco, uno de los gremios de comerciantes más importantes del país, aseguró que no va hacer parte de la mesa de concertación.
La decisión fue ratificada en una carta radicada ante la Comisión Permanente de Concertación de Políticas Salariales y Laborales y obedece a que el Gobierno Nacional “anunció pública y anticipadamente el aumento del salario mínimo”.

Califican desde el gremio esta decisión del Gobierno sobre el salario mínimo en Colombia como “una clara salida populista y de cara a las elecciones del próximo año, antes de que la Comisión pudiera deliberar y cumplir con su mandato legal y constitucional”.
“Con esta actuación, el Ejecutivo vulnera el principio del tripartismo y desnaturaliza el proceso de concertación, que exige respeto, escucha y construcción conjunta. Una decisión anticipada, sin soporte técnico y sin discusión, vacía de contenido el diálogo social, desconoce los compromisos internacionales de Colombia y envía un mensaje de profunda inseguridad sobre la solidez de la institucionalidad laboral”, afirmó Jaime Alberto Cabal, presidente de Fenalco.
Más preocupaciones de Fenalco sobre el salario mínimo en Colombia
Según Cabal, el incremento divulgado por el presidente y el ministro del Interior (Armando Bendetti), muy por encima del IPC y de la productividad, carece de sustento y evidencia una determinación improvisada que deteriora la confianza, al tiempo que afecta la credibilidad del sistema de concertación.
“Los trabajadores, las pequeñas empresas y los hogares de menores ingresos serán los primeros afectados por esta forma de proceder”, y, dice el gremio, la fijación del salario mínimo en Colombia exige rigor técnico, análisis responsable y deliberación transparente entre las partes.

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“Sin embargo, no se puede legitimar una mesa en la que las decisiones fundamentales ya fueron tomadas y comunicadas de manera unilateral por el propio Gobierno. Participar en esas condiciones equivaldría a avalar una práctica que contraría la esencia misma de la concertación”, concluyó Cabal.




