El pasado 15 de septiembre de 2025, Colombia fue descertificada por Estados Unidos en la lucha contra el narcotráfico, una medida que no se tomaba desde hacÃa 28 años.
Según el Departamento de Estado, el paÃs fue señalado de «haber fallado notablemente» en sus obligaciones para combatir el narcotráfico y ha sido incluido en la lista de las principales naciones de tránsito o producción de drogas ilÃcitas. En esta lista también figuran Afganistán, Birmania, Bolivia y Venezuela.
La decisión se basa en una combinación de factores, según un análisis del centro de estudios económicos ANIF. Por un lado, los cultivos de coca y la producción de cocaÃna han alcanzado «récords históricos». Las cifras estadounidenses indican que, en 2023, los cultivos de coca llegaron a 252.572 hectáreas, un aumento del 9,8 % anual, mientras que la producción potencial de cocaÃna alcanzó las 2.644 toneladas métricas, un incremento del 53 % respecto al año anterior.
Por otra parte, Estados Unidos cuestiona los diálogos del gobierno con grupos armados, los cuales son percibidos como un retroceso en el control territorial y en la capacidad del Estado para contener la expansión del narcotráfico. Washington atribuye directamente la responsabilidad por estos resultados al presidente Gustavo Petro y señala un «déficit de liderazgo polÃtico» en el último año.
Implicaciones económicas y polÃticas
Según el comentario de ANIF, aunque la descertificación no interrumpe de inmediato la cooperación bilateral, el gobierno estadounidense aplicó un «waiver por interés nacional» que evita sanciones directas, pero fija un plazo de 12 meses para que Colombia demuestre resultados tangibles.
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En términos económicos, la medida incrementa el riesgo reputacional del paÃs. Esto podrÃa traducirse en mayores exigencias por parte de organismos multilaterales y en una percepción de mayor incertidumbre para los inversionistas extranjeros.
En ello coincidió Laura Clavijo, directora de Investigaciones Económicas de Bancolombia, quien señaló que las consecuencias podrÃan sentirse en las decisiones de inversión y una menor capacidad del mercado local para atraer capitales en relación con sus pares.
Para el Gobierno colombiano, la decisión representa una presión adicional para mostrar avances en la reducción de cultivos ilÃcitos y fortalecer su polÃtica de seguridad, de acuerdo con el centro de pensamiento.
Esta no es la primera vez que Colombia se enfrenta a este escenario. En 1996 y 1997, el paÃs fue descertificado por Estados Unidos debido al aumento de la violencia ligada al narcotráfico y a la debilidad institucional. Sin embargo, en 1998 recuperó la certificación tras implementar reformas legales, fortalecer la cooperación bilateral y comprometerse con nuevas estrategias antidrogas, las cuales sentaron las bases para el Plan Colombia.
ANIF concluyó que, a pesar de ser un golpe a la reputación, la descertificación puede convertirse en un punto de inflexión para replantear la polÃtica antidrogas y redefinir la cooperación con Washington. AsÃ, los próximos doce meses serán decisivos para que Colombia logre equilibrar sus apuestas de paz con un compromiso efectivo en la lucha contra las drogas.