Neiva podría sumar en los próximos años uno de los proyectos deportivos y urbanos más ambiciosos del sur del país: un estadio multipropósito financiado al 100 % con capital privado y promovido por el empresario huilense Felipe Olave Blackburn, quien habló en entrevista con Valora Analitik.
La iniciativa, que ya avanza en estudios técnicos y trámites ambientales, contempla una inversión entre $55.000 y $65.000 millones, la construcción de un escenario para 15.000 personas ampliable a 30.000 y un plazo de ejecución de dos años, siempre y cuando se obtengan los permisos requeridos.
Felipe Olave aseguró que el proyecto nace de una motivación local: “No es hacer un estadio, es hacerlo en Neiva”. Según su análisis, la ciudad enfrenta un déficit crítico de infraestructura deportiva desde el cierre del Guillermo Plazas Alcid, un escenario con más de 35 años que permanece inoperable y con obras inconclusas desde 2016.
Esto ha obligado al Atlético Huila a disputar partidos en condiciones restrictivas y, en ocasiones, sin público. La Dimayor ya había advertido riesgos para los jugadores por el uso de camerinos en zonas consideradas inseguras estructuralmente.
El empresario afirmó que la propuesta para construir el nuevo estadio en la isla Santorini, sobre el río Magdalena y frente al Malecón, se soporta en estudios científicos dirigidos por el biólogo Germán Camargo, de la Fundación Guayacanal. De acuerdo con esos análisis, la isla es una terraza geológica estable que supera el millón de años, lo que descarta los riesgos de erosión o inestabilidad señalados inicialmente.
Estos estudios ya fueron entregados a la CAM, que ahora revisa impactos asociados al uso de entre seis y ocho hectáreas del terreno, el manejo de árboles y las medidas de compensación ambiental.

El plan prevé que, con los permisos ambientales y su incorporación al POT de Neiva o Palermo (los dos municipios con jurisdicción sobre la isla), la obra podría iniciar en un plazo estimado de seis meses.
De cumplirse este cronograma, el escenario estaría listo en tres años, convirtiéndose en un nuevo polo de actividad deportiva, comercial y turística para la ciudad. Olave afirma que la disposición institucional ha sido positiva y que existe comunicación constante con la gobernación y la autoridad ambiental.
Tecnología cívica, financiación privada y capacidad multipropósito
Olave defendió ante el Concejo de Neiva un modelo de financiación completamente privado, sin recursos del municipio, del departamento ni del Gobierno Nacional. Según explicó, cerca de $30.000 millones podrían obtenerse rápidamente mediante la venta del nombre del estadio, palcos, concesiones de alimentos y bebidas, publicidad exterior e interior y parqueaderos.
El resto provendría de recursos propios y créditos. La idea es demostrar que la infraestructura deportiva puede desarrollarse mediante un modelo de negocio sostenible.
El empresario ha recibido manifestaciones anticipadas de interés: “Cuando presenté la idea, recibí llamadas de compañías importantes y familias que querían comprar palcos de inmediato”, aseguró. Algunas proyecciones indican que el metro cuadrado de un palco podría ubicarse en alrededor de $20 millones, cifra atractiva para empresas locales y regionales que buscan visibilidad en un escenario nuevo.
El estadio sería multipropósito: fútbol profesional, conciertos, ferias, espectáculos y eventos culturales. Su diseño se inspira en estadios modernos de la región que funcionan como centros urbanos activos, como el Estadio Banco Guayaquil en Ecuador y el Estadio Nacional de Santiago, obras que han generado miles de empleos temporales y reactivación comercial en sus zonas de influencia.
En esos casos, los recintos ayudaron a aumentar la ocupación hotelera, dinamizar el comercio y atraer nuevos inversionistas.
En el caso de Neiva, Olave calcula 250 empleos directos durante la construcción y al menos 50 empleos permanentes para la operación del recinto. Añadió que el estadio impulsaría actividades económicas conexas como hotelería, gastronomía, transporte y servicios, sectores que ya han mostrado impactos significativos cuando la ciudad recibe conciertos masivos o eventos regionales.
«Un ejemplo reciente fue un concierto de 30.000 asistentes durante las fiestas de San Pedro, que dejó ingresos para hoteles, taxis y restaurantes, y atrajo alrededor del 50 % de su público desde otros municipios», añadió Olave.

Uno de los componentes diferenciales del proyecto es la incorporación de tecnología de reconocimiento facial para ingreso, control de aforo y campañas de cultura ciudadana. Olave propone usar el estadio como un espacio educativo: ciudadanos con comparendos, cuotas alimentarias pendientes o sanciones podrían enfrentar restricciones de entrada hasta ponerse al día.
“Un estadio puede ser también un aula de civismo”, afirmó, inspirado en experiencias vistas en China, donde los accesos masivos con reconocimiento facial permiten filtrar usuarios y gestionar comportamientos de manera eficiente.
El empresario ha visitado estadios como el Monumental de River Plate, el Bernabéu y el Parque de los Príncipes para identificar prácticas replicables en Neiva. Señala que no se trata de “inventar la rueda”, sino de adoptar soluciones probadas en otros mercados para asegurar eficiencia, sostenibilidad y seguridad.
Permisos, tiempos y el impacto urbano que busca generar
El proceso se encuentra en etapa de revisión científica y ambiental por parte de la Corporación Autónoma Regional del Alto Magdalena (CAM). La autoridad evalúa aspectos como la consolidación del suelo, la posible tala o traslado de árboles y las medidas de mitigación ambiental.
Olave sostiene que ya cumplió con los estudios exigidos para demostrar la estabilidad de la isla y confía en que el trámite avance en los próximos meses. La CAM también revisa el impacto sobre el cauce del Magdalena y el plan para reubicar o compensar coberturas vegetales.
El empresario insiste en que la ciudad necesita una solución definitiva, dado que rehabilitar la tribuna occidental del actual Plazas Alcid dejaría una capacidad de solo 3.700 personas, insuficiente para la sostenibilidad financiera del fútbol profesional en la región.
Dirigentes deportivos le han advertido que operar un club profesional con una capacidad tan baja es inviable financieramente. Según su diagnóstico, si Neiva sigue dependiendo del estadio actual, podría pasar más de una década sin un escenario apto para el deporte profesional.
Actualmente, la inversión pública en la rehabilitación del Plazas Alcid supera los $56.000 millones, recursos provenientes de créditos. Para Olave, esto muestra que el modelo público enfrenta limitaciones financieras, mientras que el esquema privado puede acelerar la construcción sin afectar presupuestos locales.

Olave asegura que contar con un estadio moderno facilitaría la llegada o adquisición de un equipo profesional: “Teniendo estadio, podremos tener un equipo, no al contrario”. Paralelamente, trabaja en la búsqueda de un club que pueda instalarse en Neiva cuando la obra avance. Su visión es que ambas gestiones avancen en paralelo para que la ciudad vuelva a tener fútbol profesional con estabilidad.
Una curiosidad que revela el interés ciudadano por el proyecto es el alcance de las publicaciones que Olave realiza sobre construcciones en la zona del río Magdalena. Aunque cuenta con 20.000 seguidores, algunas publicaciones alcanzan 500.000 visualizaciones, fenómeno que él atribuye al deseo de la población por ver avances urbanos y señales de transformación.
Según el empresario, la gente está buscando proyectos que devuelvan optimismo y demuestren que en la región pueden ejecutarse obras modernas.
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El objetivo final, según Olave, es entregar a Neiva un espacio que funcione durante todo el año, que genere empleo y que permita recuperar el sentido de pertenencia regional. “Si nos dan permiso, tendremos estadio”, concluyó.




